Un antiguo proverbio japones afirma “mejor que mil días de estudio diligente es un solo día con un gran maestro”. Esa aseveración confirma la imagen que tengo del brillante profesor Benson Saler nacido en Pennsylvania en 1930. Saler enseñó durante treinta y siete años en la Universidad de Brandeis hasta su retiro en el año 2000. Fue considerado una autentica autoridad en el campo de la Antropología de la Religión. Sus colegas y alumnos lo definen como un erudito y un caballero en el campo del protocolo académico.
Este genial antropólogo llevó a cabo investigaciones de campo en Guatemala Colombia y Venezuela. Como él afirma en sus publicaciones estuvo cerca de un año tanto en el lado colombiano como en el venezolano de la península de la Guajira entre 1967 y 1968 y retornó a esta en 1970. Una buena parte de su trabajo lo dedicó al estudio comparativo de la organización social de diferentes poblaciones wayuu y al estudio de las disputas. En una de sus obras principales Understanding Religión publicada en el 2009. Saler dedicó un capítulo en ese libro a lo que él llamó la búsqueda de la religión wayuu.
El señalaba como la noción de religión suele ser vista hoy de manera similar a las de las iglesias monoteístas. Estas comprenden: un coherente sistema de creencias constituidas a través de relatos centrales que poseen una integración doctrinal, un conjunto de rituales reglamentados y una comunidad de fieles. El consideraba que la religión es una categoría popular occidental contemporánea que los estudiosos han apropiado e intentan refinar; no obstante, no es una categoría popular tradicional en numerosas sociedades amerindias y no lo fue en la propia antigüedad clásica de Occidente.
Entre sus anécdotas más reveladoras se encuentra la de sus relaciones con los indígenas que entrevistaba. Habiendo recogido un conjunto de relatos en una comunidad al transcribirlos con profunda dedicación los wayuu alarmados por la seriedad que Saler les otorgaba a sus narraciones le dijeron preocupados ¿De verdad Benson tú crees en esos cuentos? Por ello siempre recomendó a sus estudiantes leer la clásica obra de Paul Veyne ¿Creían lo griegos en sus mitos?
Fue un honor conocer su obra, mantener una ocasional correspondencia con él y recibir sus invaluables orientaciones. Hace algún tiempo un abultado paquete llegó a mi casa y fue una grata sorpresa la de encontrar un honroso legado: su manuscrito inédito sobre la organización social y política wayuu que le llevó doce años de trabajo. Esta obra, hoy en manos de la Universidad de los Andes, está a la espera de su necesaria y oportuna impresión. Este año se publicará en Estados Unidos su obra póstuma The Supernatural and Other Essays.
El profesor Benson Saler falleció plácidamente en marzo pasado en el seno de su familia en Tucson Arizona a la edad de 90 años. Nunca le expresé cuanto admirábamos su obra en Colombia. Dolorosamente la amistad a veces se practica en silencio. Ahora evoco la frase de Henry Adams “El maestro deja una huella para la eternidad; nunca puede decirse cuando se detiene su influencia”.
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