El presidente tiene razón cuando dice que estamos asustados, pero se equivoca en las causas que nos han llevado a ello. Cuando el presidente Gustavo Petro recibe una crítica, su respuesta es que "están asustados". Y cuando quiere justificar cualquiera de sus acciones, se refiere al "poder constituyente", como si con su elección se le hubiera entregado el poder absoluto para convertir el país en un caos. Empleando sus dos frases favoritas, la realidad es que el poder constituyente está asustado. Asustado de tener un presidente que no ha entendido que fue elegido para gobernar dentro de un régimen constitucional establecido. Asustado al no saber cuál es el futuro de su economía y de su democracia. En general, el presidente ha creado un ambiente de zozobra donde el sentimiento generalizado es que nada, absolutamente nada, va bien, y en donde lejos de tomarse las medidas para mejorarlo, se está haciendo todo para empeorarlo. Lo ha empeorado al proponer una Asamblea Nacional Constituyente y al crear, a través de sus escuderos políticos, un manto de duda sobre sus intenciones de reelegirse.
El presidente Petro respondió esta semana en Aguachica a la propuesta que planteó el expresidente Iván Duque sobre apoyar a un único candidato de la derecha en una "gran alianza nacional republicana". Al respecto, el presidente dijo: “ahí están asustados, porque si tienen que juntarse todos será porque algo bueno estamos haciendo; será porque tenemos aquí una importancia”. Frente a la propuesta del expresidente, ojalá no caigamos en la dinámica pendular de la polarización, y que quien sea el próximo presidente sea alguien que logre unir al país y llevarlo hacia adelante con honestidad, cordura y seriedad.
Ahora, frente a lo que sostuvo Petro, si se genera una unión para hacerle contrapeso, no es porque estén haciendo "algo bueno", sino porque están haciendo todo tan mal que se generan alianzas que en un buen gobierno no se habrían creado. Sin embargo, más allá de los movimientos políticos que se propongan en los próximos años, la realidad es que Colombia no aguanta más la crisis inducida por este gobierno.
Quienes sufren la angustia de sus medidas o de su desgobierno no son los miembros de la oligarquía, sino la clase media endeudada que sigue trabajando arduamente para pagar sus estudios y créditos. Estas personas apostaron todo por crecer en un país donde nada es fácil, donde existen ciudadanos honrados que no esperan hacerse millonarios de la noche a la mañana. Si la clase media sufre los altos intereses, la inflación y la volatilidad de la moneda, qué decir de las personas que viven en pobreza monetaria, que estaban confiadas en un cambio real, y que se despiertan todos los días con un nuevo escándalo de corrupción y sin ningún progreso realmente claro en el goce efectivo de sus derechos.
La realidad es que nadie está tranquilo. Si las personas están asustadas por las acciones del gobierno, es porque algo se está haciendo mal y porque quien lo está haciendo mal tiene una importancia fundamental: la importancia de dirigir un país.
@tatidangond