Tal pareciera que nuestro país, entre sus múltiples achaques, estuviera padeciendo de una especie de “Esquizofrenia Nacional”.

En Psiquiatría, la esquizofrenia es una afección en que uno de sus síntomas principales es que la psiquis se divide en múltiples partes o identidades cada una funcionando de manera inconexa y descoordinada. El paciente “salta” en múltiples mundos desconociendo la existencia de las otras facetas de su personalidad.

Aparentemente, en nuestra realidad colombiana pareciera que existiesen diversos “mundos” cada cual percibiendo la realidad dentro de su “burbuja” ó “mundo virtual”, actuando disociadamente y convencidos de su verdad.

Lo negativo de esto es que de esa forma se pierde la necesaria identidad única requerida para la saludable existencia de una personalidad o de todo conglomerado social, familiar o empresarial (“Pensamiento Sistémico” de Peter Senge).

Por un lado, algunos gobernantes y políticos con su lema “¡Todo se puede!”, están convencidos de que todo lo que existe en el país es la región de la que proceden, mientras uno que otro de ellos, sin límites éticos o legales, persiguen a toda costa la realización de sus mezquinos propósitos.

Los gremios de empresarios y comerciantes (abanderando su sempiterna actitud optimista del “¡Sí se puede!!” ), pareciera que en su burbuja publicitaria, no se percatasen de la miseria social que amenaza su patrimonio económico y continúan exprimiendo la naranja.

Las altas cortes proclamando el “¡No se debe!” ó “¡No todo se puede!”, en un mundo más aterrizado con la realidad, intentan defender lo poco que queda de justicia. La acompañan la academia y los profesionales aterrorizados y agazapados en su esquina, procurando darle algún sentido lógico a lo que acontece.

Siguen los militares, en el pedazo de mundo que les atañe, defendiendo las instituciones y las decisiones de los gobernantes en turno, llevando la pancarta “¡Hacemos lo que se debe!.

El sórdido sub-mundo delincuencial, por su parte, pregona la consigna: “¡Con las armas todo se puede!” produciendo zozobra y altísimo número de damnificados sociales.

Por último, en nuestra locura nacional, diciendo “¡No podemos más!” está la mayoría, es decir la minoría: el grueso del pueblo viviendo la cruda realidad económica producto de las decisiones y actuaciones de los otros “mundos”. Ellos en su mayoría experimentan una mezcla entre tristeza y desesperación que descargan en violentas conductas escapistas (agresiones familiares, suicidios, drogas, etc.), truculentamente relatadas por ese otro mundo llamado “medios de comunicación”.

Es por todo este caos en que se ha convertido nuestra identidad nacional, que cabe cada vez más la necesidad de encontrar líderes que aglutinen e interconecten sincronizadamente las diferentes identidades regionales del país respetando la diversidad de idiosincrasias culturales. Que construyan más puentes y menos muros y que nos lleven a desterrar las nefastas costumbres individualistas que históricamente han llevado al país a padecer esta preocupante Esquizofrenia Nacional.

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