Desde esta oda de amor, deseo a mis lectoras y lectores una feliz Navidad llena de luces espirituales, salud, ganas de vivir y creatividad, para que todos los días sean un milagro deleitado al máximo, no tenemos la eternidad, sino el aquí y el ahora para existir y amar.
Termina bien para empezar mejor. Abre las puertas y no se te van a cerrar. Anuncia sin adular, presumir, ni humillar. Reconoce, premia y honra la gratitud.
La transformación del sistema penal no ocurre de un día para otro, pero sí ocurre paso a paso. Y en el 2025, a pesar del desgaste, seguimos avanzando y más determinados que nunca.
Que el 2026 nos encuentre con menos prisa y más conciencia, entendiendo que cuidar la salud propia y la de quienes amamos no es una tarea pendiente, sino una prioridad diaria.