Una crisis de pareja suele ocurrir cuando hay conflictos sin resolver o ansiedad acumulada y ninguna de las dos partes se siente preparada o con fuerzas para solucionarlo. Con el tiempo, si la comunicación o la solución no llegan, la pareja se va distanciando y puede llegar a romperse.
A continuación presento algunos síntomas de que estamos ante una crisis de pareja:
Sientes que ya no tienes nada en común con tu pareja, has perdido el gusto por hacer cosas los dos.
Cuando surge una discusión, normalmente termina pronto porque ninguno quiere entrar en el debate o las discusiones son demasiado constantes e intensas.
Ya no hay relaciones sexuales, el deseo prácticamente ha desaparecido y con él la intimidad.
Las diferencias aparecen continuamente a lo largo de la relación y se convierten en una barrera para tomar decisiones que sean acordes para ambos.
Experimentas una sensación de incomodidad permanente ante todo lo que hace o dice tu pareja, pues comienzas a centrarte solo en sus defectos.
Una de las dos personas le dice al otro puras críticas destructivas, ya sea con la intención de herir o por el hecho de criticar.
Se establece un estilo de comunicación sarcástico o despreciativo, el cual indica que los miembros de la pareja han dejado de valorar las características positivas del otro.
Adoptas una actitud defensiva ante los comportamientos de tu pareja, esperando que llegue un ataque en cualquier momento.
Ahora, casi todas las parejas llegan a pasar por ciertas áreas conflictivas:
• Formación de la pareja y noviazgo, hasta el nacimiento del primer hijo
• Nacimiento del primer hijo, hasta la entrada del último hijo al colegio.
• Desde la escolarización hasta la adolescencia de los hijos.
• Desde la adolescencia de los hijos hasta el abandono del hogar familiar.
• Fase post-parental, en la cual puede aparecer lo que se conoce como “síndrome del nido vacío”.
• Retiro de la vida laboral activa.
También existen otras situaciones que pueden dar origen a una crisis de pareja, como por ejemplo:
La pérdida del apetito sexual.
Las dificultades en la comunicación que no se han resuelto a su debido tiempo.
Las diferencias importantes en la forma de actuar, por ejemplo, en lo que respecta a la educación de los hijos, el control de la economía doméstica o las relaciones con las respectivas familias de origen.
La infidelidad de uno de los miembros, que normalmente conduce a una situación de desconfianza y resentimiento.
Las costumbres diversas, marcadas por diferencias culturales que salen a relucir en el día a día.
Abandonar la relación ante los primeros signos de crisis no suele ser una buena opción ya que lo más usual es que, tarde o temprano, los problemas que dieron origen al conflicto se repitan en la próxima relación. No olvides que en una pareja, cualquier problema siempre es cosa de dos y cada uno tiene su propia cuota de responsabilidad. Si estás en crisis de pareja, te invito a que participes en mi retiro de parejas en noviembre.