“El silencio no siempre es ausencia de palabras, a veces es ausencia de conexión”
En estos días tuve una linda conferencia para el grupo de parejas en una Escuela de Padres que les he convertido hoy en este pequeño artículo porque el tema es muy interesante y de actualidad en el mundo contemporáneo.
La vida de las parejas hoy está llena de muchos obstáculos que impiden la adecuada comunicación, y eso lleva muchas veces a serios deterioros del vínculo conyugal. De hecho, leer atentamente este pequeño artículo puede evitarte la tragedia de un divorcio. Aprender sobre todos vericuetos de la interacción entre los miembros de la pareja es fundamental para tener un matrimonio estable y feliz.
Veamos algunos aspectos claves de los silencios:
- El poder de lo no dicho. En toda relación de pareja, lo que se dice es importante, pero lo que no se dice puede ser aún más revelador. Los silencios no siempre significan paz. A veces, son el eco de emociones reprimidas, resentimientos escondidos, necesidades ignoradas o conflictos evitados que van desgastando lentamente la conexión emocional.
- Cuando el silencio es saludable. Existen silencios nutritivos: momentos de quietud compartida, una mirada que dice “te entiendo”, la paz de estar juntos sin necesidad de hablar. Son pausas que fortalecen la intimidad y reflejan armonía emocional. En esos casos, el silencio es compañía, no ausencia.
- Pero también hay silencios que lastiman. Cuando el silencio se convierte en evasión, distancia o castigo, algo importante se está ocultando. Frases como “no quiero hablar de eso” o “me da igual” pueden ser señales de que la comunicación se está resquebrajando. Callar por miedo, frustración o rutina solo aplaza lo inevitable.
“Lo que no se expresa, se reprime; y lo reprimido, un día explota”
- Leer entre líneas y gestos. Entender estos silencios implica leer el lenguaje del cuerpo, el tono de voz, la forma como nos miran, la frecuencia del contacto, los cambios en los gestos cotidianos. Un “todo bien” sin una sonrisa puede ser un grito interno. Escuchar no solo con los oídos, sino con el corazón, es clave.
- Volver a hablar desde la empatía. El antídoto contra el silencio destructivo es la comunicación empática. Crear un espacio seguro donde se pueda hablar sin temor ni juicio. A veces, una pregunta sencilla cómo “¿Te sientes que te escucho últimamente?” puede abrir puertas cerradas hace tiempo.
“No se trata de hablar más, sino de hablar mejor”
Querida pareja que me lees, no permitas que el silencio erosione lo que ambos han construido. Si notas distancia, no ignores la señal. Toma la iniciativa con humildad, escucha con atención, y expresa con amor. Porque en una relación saludable, hasta el silencio puede convertirse en una nueva forma de acercarse.
@drjosegonzalez