Ayer despedimos a un gran líder espiritual y social. El papa Francisco fue motivo de inspiración no solo para los fieles de la Iglesia Católica, sino para todos aquellos que creen en la justicia social, en la inclusión y en la paz. En un mundo donde reina la desigualdad y la discriminación, el papa Francisco acogió y defendió un mensaje humanista, enfocado en los derechos humanos, en las víctimas de los conflictos, en el respeto por las diferencias, en quienes se encuentran en condiciones de pobreza y en los migrantes.

A pesar de que todavía hay mucho por hacer para impulsar profundas reformas dentro del catolicismo, el papa superó una inmensa oposición interna y se pronunció sobre temas a los que la Iglesia tradicionalmente había dado la espalda o había ignorado de manera consciente. Entre estos temas, destacan los abusos sexuales cometidos dentro de la institución y que fueron encubiertos durante décadas. Bajo su liderazgo, se promulgó el documento Vos Estis Lux Mundi (2019), que exige reportar los casos de abuso y encubrimiento de abuso y acoso sexual dentro de la Iglesia, una directriz que sin duda mostró el compromiso del papa frente a la crisis moral, ética y legal que enfrenta esta institución.

Entre otros cambios importantes, el papa Francisco abrió el debate sobre la comunión para los divorciados vueltos a casar (Amoris Laetitia, 2016) y, aunque no se produjeron transformaciones estructurales de gran calado, sus mensajes dirigidos a la comunidad LGBTQ+ generaron impactos muy positivos en el núcleo de muchas familias que, basadas en su fe en la Iglesia Católica, habían rechazado o tomado distancia de personas pertenecientes a esta comunidad.

Mientras muchos líderes globales le daban —y le dan— la espalda a los compromisos para contrarrestar el cambio climático, el papa Francisco dejó un mensaje esencial sobre la necesidad de entablar una “conversación ecológica” y tomar acciones urgentes frente a esta amenaza en su encíclica Laudato Si’ (2015).

El papa Francisco fue un humanista integral, preocupado tanto por quienes se encontraban en situaciones vulnerables, como por revivir la fe en aquellos que se habían alejado de la Iglesia al sentirse desconectados o incluso rechazados por su mensaje, y por pensar en un mundo más justo y menos indiferente a la realidad social.

Extrañaremos el carisma y las palabras del primer papa latinoamericano: el papa que creyó en la paz en Colombia y que vino al país con un mensaje de reconciliación que sigue vigente. Sus enseñanzas y su visión del mundo serán recordadas y, ojalá, valoradas por su sucesor, para que los cambios que inició logren consolidarse en los próximos años.

@tatidangond