Cuentan que el emperador preocupado para que no hubiese descendencia y sus soldados no se distrajeran de sus funciones ordenó que no tuviesen hijos. Dicen que algunos cumplieron. Otros y en forma furtiva fueron casados. Algunos de los historiadores ubican el Día de los Enamorados el 14 de febrero, fiesta romana de la Lupercalia, y los asocian con la fertilidad. Los sacerdotes, los Luperci, como veneración al lobo y relacionado con Roma que en la leyenda fundó esa ciudad. El emperador Marco Aurelio (214-270) decretó la prohibición, pero Valentín seguía casando a los soldados.

Fue descubierto y encarcelado. No confeso y puesto en una mazmorra. Luego, fue decapitado. En el año 496 el papa Gelasio I ambiciono hacerle un homenaje, estableció que San Valentín debía celebrarse el 14 de febrero y así se conmemoraba este médico convertido en sacerdote. Se describe entonces San Valentín como el día de los enamorados.

Es una idea sana y un día romántico. Se regalan detalles relacionados y se escriben cartas de amor. Los dulces, las flores y los chocolates son quizá el menú del día. Se busca siempre sorprender a la pareja y se utiliza el mejor recurso creativo para que esto ocurra. El día lo ha visto el comercio como una de las fechas lucrativas más rentables. Se registran como gasto global 20 mil millones de dólares. En Colombia se piensa que el 50% de los colombianos celebran esta fecha y con un consumo individual de 150.000 mil pesos.

En este país de álbum contradictorio aparece la foto del Catatumbo y es quizá la peor crisis humanitaria que se ha enraizado en la nación. Las cifras son escandalosas: 77.000 afectados y 55.000 desplazados. ¿Dónde se alojarán estos colombianos? Si se busca responsables se encuentran fácilmente: la situación social y de olvido que unos narcotraficantes disfrazados de guerrilleros empujan. Menciona la prensa ELN, y FARC. Se olvidan anotar la frontera con Venezuela y cómo desde allí los vientos perversos los estimulan.

En el Catatumbo convergen 10 municipios y se reúnen allí varios asuntos ilegales. Impuestos a la producción de pasta de coca, gasolina, insumos químicos y cerveza. Desde hace varios años combaten el ELN y la FARC para dominar esa ruta del narcotráfico y su control territorial. Todo esto se sabía con anticipación y no hicimos nada.

Lo del Catatumbo es viejo: fue en la primera mitad del siglo XX la primera provincia petrolera de Colombia y su cuenca una de las más prolíficas del país. Bosques, agua, petróleo y carbón, nos hace falta quizá el motor de todo desastre: coca. Esta se aproxima a 50.000 hectáreas de hojas de coca. Dicen los expertos que el ELN llegó en los 70 y las FARC en los 80. Recuerde que este es un territorio de más de 4.800 kilómetros en la frontera con Venezuela y en sus límites lo que predomina son las selvas rodeadas de amplia variedad climática.

El mejor testigo de esta historia cruel es el Río Catatumbo, lo convirtieron en depósito de cadáveres cuando hizo presencia la violencia paramilitar. Es una crisis humanitaria de envergadura mayor y hacen falta recursos -no existen- para ejecuciones en educación, salud, infraestructura, vivienda. En otras palabras; en todo.

El Catatumbo es uno de los enclaves más importantes de la producción de coca en el país. Superó hace tiempo los tristemente famosos departamentos conocidos. ¿Que se hicieron los recursos otorgados durante estas décadas? Dice el gobierno en plena conmoción interior que se requieren 4.5 billones de pesos para que esta escalada de violencia no se repita. Buscaremos este dinero con una pregunta constante: qué haremos para que esta ayuda no se la roben. ¿Refinanciación de créditos agropecuarios, como llegarán a su realización?

Y si hablamos de costos debemos conocer la desfinanciación de nuestras fuerzas militares. Las reducciones presupuestales giran entre el 25% hasta el 47%. La autoridad del país está enflaquecida y esta crisis humanitaria es el mayor desplazamiento que el país ha tenido encendida. Tener a Venezuela como área de retaguardia les da mucha tranquilidad y les vende la idea de puerta segura en el conflicto.

Diptongo: Creo en Uribe.

@Rembertoburgose