En la última entrevista que el presidente Iván Duque le concedió a EL HERALDO –apenas hace un par de semanas– aseguró que antes de terminar su mandato el contrato de la APP del Río Magdalena quedaría adjudicado.
Y, por el bien y la estabilidad de la zona portuaria de Barranquilla, la dirigencia local confía en que así será. No obstante, resulta preocupante y genera incertidumbre el “riesgo en que queda” ante el nuevo aplazamiento del cronograma anunciado el pasado viernes por la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), arguyendo “solicitud de los diferentes interesados” para terminar de preparar sus propuestas.

Se creía por parte de los gremios del Atlántico que ya no habría más aplazamientos, después del necesario proceso para reestructurar y fortalecer la iniciativa que se ha tomado los cuatro años del actual gobierno al que le restan 83 días, y mientras tanto la alianza público privada para garantizar la navegabilidad del río Magdalena sigue en ascuas, muy a pesar de que cuando se decidió cambiar toda la estructuración se planteó por parte del Gobierno nacional y el Ministerio de Transporte como prioritario.

Una vez se conoció el nuevo cronograma de la ANI, los gremios prendieron de inmediato las alarmas, y con razón, pues la audiencia de adjudicación será el 15 de julio, a menos de un mes del fin del mandato del presidente Duque.
Es por ello que le han pedido a las autoridades competentes precisión y claridad sobre los escenarios posibles en caso de que no se logre adjudicar el contrato antes de que un nuevo inquilino se haga cargo de la Casa de Nariño el próximo 7 de agosto.

No es para menos la preocupación de la dirigencia en Barranquilla. Por años la estabilidad y sostenibilidad de la zona portuaria y en general del río Magdalena ha estado al vaivén de los cambios de gobiernos y supeditado a los contratos de dragado de corto aliento y las urgencias manifiestas.

La APP surgió como el gran proyecto que por fin le daría soluciones a largo plazo a la navegabilidad, pero en las revisiones y ajustes se ha ido aplazando la anhelada adjudicación.
El tiempo corre en la última etapa de la carrera presidencial, y la APP del río está en contrarreloj. Aún se puede lograr con este cronograma que el 1 de agosto quede firmado el contrato, pero con todo lo vivido hay razones de sobra para dudar.

Ojalá que todo salga como lo tienen previsto y la palabra empeñada con Barranquilla pueda cumplirse. ¡Lo necesita!