¿Tendrán los habitantes de la Región Caribe que afrontar 40 días de incertidumbre frente a la salida de Electricaribe y el inicio de operaciones de los nuevos prestadores del servicio de energía eléctrica en los departamentos de la Costa?
Luego de la firma de contratos, el 30 de septiembre se acordó como la fecha de ‘entrega de llaves’ de Electricaribe a los adjudicatarios: el Consorcio Energía de la Costa, integrado por Latin American Corp y la Empresa de Energía de Pereira, que operará el mercado Caribe Sol de Atlántico, Magdalena y La Guajira; y Empresas Públicas de Medellín (EPM), que operará el sector Caribe Mar que comprende Bolívar, Cesar, Córdoba y Sucre. A pesar de las dificultades surgidas por la pandemia del coronavirus, el proceso de empalme ha venido avanzando de manera virtual y a principios de agosto se encontraba en un 97%.
Sin embargo, EL HERALDO confirmó la creciente preocupación entre los representantes de estos consorcios que asumirán, a partir del 1 de octubre, los segmentos en que se dividió el mercado de energía de la Costa con sus 2,7 millones de usuarios. Durante lo corrido de este atípico año, los indicadores de Electricaribe se han deteriorado: las pérdidas de operación de la compañía pasaron de un 30% a un 38% y la facturación cayó de un 70% a un 48%.
El exagente especial de la compañía Javier Lastra hizo estos cálculos hace unas semanas: “cada punto porcentual que cae el recaudo representa unos $40 mil millones que deja de recibir la empresa al año”.
Esta nueva realidad golpea directamente a los futuros prestadores que conocieron y negociaron, a lo largo del proceso de subasta, la adjudicación final y la firma de contratos, unos términos que variaron, lo que dificultará el inicio de su operación, amarrada contractualmente a unos resultados que estiman no podrán cumplir, como por ejemplo disminuir en 2 puntos porcentuales las pérdidas operacionales durante el primer año. Partiendo de un 30% de pérdidas, como se pactó, el compromiso era reducirlas al 28%, pero estando en un 38% se preguntan cómo bajar 10 puntos porcentuales en un solo año. Aseguran que es prácticamente imposible. ¡Mala cosa!
Así se lo dijeron al Ministerio de Minas y Energía, a la Superintendencia de Servicios Públicos y a la misma Electricaribe durante las reuniones semanales a cargo de los comités de seguimiento del empalme. Piden ajustar las cláusulas, plazos y otros términos de los contratos porque advierten que si no se logra un acuerdo sus pérdidas en el primer año podrían superar el billón de pesos. Le solicitan además al Gobierno nacional que siga garantizando respaldo económico al funcionamiento del mercado eléctrico como lo ha estado haciendo desde la intervención de la compañía.
Consultada por EL HERALDO acerca del incremento del déficit de la empresa de energía en 2019, que cerró con una cifra en rojo de $1,16 billones, es decir, $852 mil millones más que en 2018, la agente especial de Electricaribe, Ángela Rojas, lo atribuyó a los altos precios de la energía en bolsa, “en consecuencia, a mayor demanda y precio de bolsa se impactan los costos de compra para garantizar la prestación del servicio a toda la región”, señaló en mayo. Y anticipó que el comportamiento de la demanda y los precios de la energía en bolsa este año mantenían una tendencia similar a la del anterior con un crecimiento superior al 10% durante los tres primeros meses.
El ministro de Minas y Energía, Diego Mesa, le confirmó a EL HERALDO que la fecha de entrega se mantiene para el 30 de septiembre, así como los compromisos de los nuevos operadores que deben asegurar inversiones por $3.2 billones para Caribe Mar y $2.6 billones para Caribe Sol en los próximos cinco años. Mientras, en 2020 se continúan ejecutando $860.000 millones destinados a la mejora de la calidad del servicio y protección de las redes eléctricas.
Tremendo cuello de botella porque aunque el Gobierno ha invertido en los últimos 2 años $2,7 billones en soportar la operación de Electricaribe, ahora que arrecia la estrechez fiscal, consecuencia de la pandemia, no tiene cómo seguir haciéndolo. ¿Qué ocurriría si los operadores deciden no recibir el servicio de distribución y comercialización de energía eléctrica en la región porque las condiciones hoy son distintas?
Presidente Duque, ministro Mesa, corre prisa para resolver este entuerto que continúa siendo una de las mayores afrentas para los habitantes del Caribe colombiano. ¿Será que 10 años de abandono y mal servicio no fueron una condena lo suficientemente larga para esta región? Toca estar alerta.