Desde 2005 no se realiza en el país un censo de población. Trece años en los que Colombia ha cambiado en casi todos los aspectos, por lo que este ejercicio estadístico se convierte en una oportunidad para conocernos mejor. No solo se trata de cuántos somos, sino de cómo somos.

El Censo Poblacional y de Vivienda 2018 le costará al país $310.000 millones, por lo que las críticas no se han hecho esperar, pero lejos de la polémica, es clara la importancia de llevar un control detallado que permita actualizar las cifras de una Colombia que, a su manera, ha dado el salto tecnológico, ha abandonado el campo y acaba de firmar la paz. Son aspectos como estos los que deberán ser analizados cuando se conozcan los resultados definitivos.

En la práctica, la labor será cumplida por 31.000 entrevistadores que han sido vinculados al Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane). El cuestionario que se aplicará consta de 50 preguntas divididas en cuatro temas: ubicación, vivienda, hogar y personas.

El censo, que comenzará con la recolección de información a través de un formulario virtual el próximo martes 9 de enero, se desarrollará durante el primer semestre del año. Esta será la primera fase, se denominará ‘eCenso’ y se extenderá hasta el 9 de marzo. La segunda etapa, puerta a puerta, mediante el sistema de entrevista, arrancará en abril y tendrá una duración de tres meses.

Otra de las polémicas, además del elevado costo, es la relacionada con las personas en condición de discapacidad, ya que desde distintos sectores han surgido voces de protesta por la supuesta ausencia de preguntas relacionadas con esta población. Ante la lluvia de críticas, el Dane ha afirmado que trabaja con el Ministerio de Salud sobre este tema.

Una de las novedades de esta herramienta es que pretende revelar la conformación étnica del país, por lo que se planteará la pregunta de cómo se reconoce usted, entre opciones como indígena, gitano, raizal, palenquero, negro, mulato, afrodescendiente, afrocolombiano o ninguna de las anteriores.

La medición también busca establecer los niveles de pobreza en algunas zonas y comunidades, lo mismo que detectar los principales problemas que atentan contra la calidad de vida de los colombianos. Son datos que no solo servirán a las autoridades para diseñar los planes de inversión a futuro, sino a la empresa privada para el mercadeo de sus productos. En julio se espera tener los resultados preliminares y resolver el interrogante primario: ¿cuántos somos?