Desde que el Vaticano hizo el anuncio, el 13 de noviembre pasado, de su nombramiento como arzobispo de la Arquidiócesis de Barranquilla, monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz ha reconocido en todas las entrevistas el entusiasmo que le produce regresar a la Región Caribe y tener la responsabilidad de ser el primer costeño en ocupar esta dignidad.
Nacido en Valledupar hace 60 años, monseñor Salas se caracteriza por sus posiciones francas y directas respecto al papel de la Iglesia en los nuevos tiempos y a la realidad nacional.
El día de su llegada a Barranquilla, este fin de semana, el religioso expresó su preocupación por la fractura política que vive Colombia. “Somos un país polarizado, que se mueve más por emociones que por el análisis crítico de las cosas”, sostuvo en su primer contacto con la prensa local. Y añadió que “al país le hace mal hacer de la mentira un instrumento ideológico”.
Defensor a capa y espada del actual pontificado de Francisco, reaccionó con contundencia cuando desde ciertos sectores criticaron el costo de la reciente visita del Papa a Colombia. “Vamos a financiar el partido de las Farc, que vale $40.000 millones, el de un grupo armado que por 50 años desangró al país. A nadie le parece extraño, pero sí es horrible financiar la venida de un hombre que trae un mensaje de paz”, afirmó entonces.
Sin embargo, en una entrevista a EL HERALDO del 16 de noviembre, dijo que aquellas palabras fueron malinterpretadas y sentenció que “cualquier costo es poco para lograr la paz”. “Todos los colombianos le apostamos a la paz, queremos la paz y por querer esa paz, por supuesto que queremos darles todas las oportunidades y beneficios a los grupos como las Farc y a los demás”.
También se ha caracterizado monseñor Salas por sus mensajes contra la corrupción, uno de los grandes flagelos del país. “El presupuesto de inversión del Estado es similar al que se han robado algunos por cuenta de la corrupción”, dijo durante su paso por Tolima como obispo de la Diócesis de El Espinal.
Ayer, el religioso ofreció su primera misa como arzobispo de la Arquidiócesis de Barranquilla. Tendrá la tarea nada sencilla de suceder a una figura como Jairo Jaramillo Monsalve, que deja una huella profunda en la ciudad como máximo jerarca de la predominante comunidad católica.
Desde EL HERALDO le damos una calurosa bienvenida a monseñor Salas y confiamos en que, en el ejercicio de la misión apostólica que le encomendó el papa Francisco, contribuya, desde su influyente posición, a hacer de Barranquilla una ciudad cada vez mejor y más incluyente.