La oposición venezolana dio el domingo una nueva muestra de fortaleza al reunir 7,2 millones de votos en la consulta popular contra la Asamblea Constituyente convocada por el presidente Nicolás Maduro.

Aunque el Gobierno no reconoce esta iniciativa popular ni acepta sus resultados, ya que fueron los mismos detractores quienes contaron los sufragios, la presión para los máximos jerarcas del chavismo es cada vez más alta a doce días de las elecciones de los delegados a la Asamblea Nacional que busca modificar la Constitución.

El objetivo de la oposición no es otro que suspender este proceso, para lo cual, a su estrategia de lucha en las calles, ha sumado la disputa voto a voto en las urnas. Un dato no menor sobre la consulta del domingo es que el resultado fue apenas inferior al que encumbró a Maduro en la Presidencia en la contienda contra Henrique Capriles.

En toda Colombia, los venezolanos salieron a las calles a manifestarse en contra del Gobierno. Las imágenes en Barranquilla no pudieron ser más dicientes: muchedumbres con pancartas, banderas tricolor y camisetas vinotinto se dieron cita desde temprano en los tres puestos de votación habilitados en la ciudad por la Mesa de Unidad Democrática, que convocó a los nacionales radicados en 559 ciudades de 101 países. Se trataba de una votación simbólica, pero fue asumida como una forma de medir fuerzas con el Gobierno.

Lo mismo ocurrió en todas las capitales de la Costa, una de las regiones donde más se vive el drama del éxodo venezolano, al punto que los organizadores calificaron como “hecho sin precedentes” la masiva votación de extranjeros en otro país. Solo en la capital del Atlántico se contabilizaron 7.656 votos en contra de la Asamblea.

Medios internacionales dan cuenta de que el viaje que inicia el presidente Santos a Cuba para mejorar los lazos comerciales con la isla lleva también el objetivo de que Raúl Castro pueda convencer a Maduro de que desista de la Constituyente. El Gobierno colombiano lo desmiente, pero es una muestra más de lo hondo que ha calado el tema en la comunidad internacional. España y Alemania dieron en las últimas horas su apoyo al plebiscito de la oposición y rechazaron la Asamblea.

La convocatoria para “perfeccionar” la Constitución de 1999 es promovida por Maduro con el pretexto de conseguir paz y seguridad jurídica; para la oposición no es más que la consolidación de un “golpe de Estado”.

El presidente podrá alegar que tiene potestad constitucional para realizar la convocatoria. Pero más le convendría tener sentido común para entender que su estrategia para reforzar su poder solo contribuirá a añadir sufrimiento a su atribulado país.