En Colombia, en el año 2015 la ENSIN reveló que el 10,8% de niños y niñas menores de 5 años padecían desnutrición crónica infantil (DNI). Esto indica que 11 de cada 100 niños (as) no tenían la altura esperada para su edad repercutiendo directamente en el desarrollo físico y cognitivo de este segmento de la primera infancia dependiendo del nivel de gravedad de la enfermedad. De igual manera, su logro educativo será menor y sus ingresos como adulto podrían ser inferiores a los de alguien de su mismo grupo de edad que haya crecido sano.
Según UNICEF, esta enfermedad tiene una amplia gama de determinantes sociales, entre los cuales destacan; la inadecuada e insuficiente ingesta de alimentos, la aparición repetitiva de enfermedades infecciosas, el bajo peso al nacer, bajo nivel educativo de la madre, falta de acceso a los servicios de salud, deficiencias en el saneamiento básico y desigualdad de ingresos.
La aparición de la desnutrición crónica, dados estos determinantes en los primeros mil días de vida, puede ocasionar un bajo desarrollo neuronal, lo cual podría conllevar a que ni el cuerpo ni el cerebro de los menores crezcan adecuadamente, lo que hace que los niveles de desnutrición que se presentan en edades tempranas tengan efectos crónicos en los individuos.
Evitar la aparición de la DNI requiere de manera indispensable hacer énfasis en los primeros mil días de vida. Es en esta etapa cuando se desarrolla el 75% del cerebro, siendo una especie de juego de dominó en el que al empujar una pieza van cayendo otras.
Finalmente, es importante señalar que, para erradicar la desnutrición crónica infantil, es importante invertir en la primera infancia y medir los resultados. Respecto a la primera, no solo debe haber inversión estatal sino también por parte de la sociedad civil y las empresas privadas. Por ejemplo, la Fundación Éxito viene trabajando desde hace más de 40 años, los últimos 10 se ha centrado en la meta de lograr la primera generación con cero desnutrición crónica en Colombia en menores de 5 años para 2030, promoviendo el cumplimiento del indicador 2.2.1. de los ODS (Objetivo de Desarrollo Sostenible).
Respecto a la medición, es indispensable una nueva Encuesta Nacional de Situación Nutricional – ENSIN – para conocer el estado del indicador de retraso en talla. Para esto, es importante traer a la memoria las palabras de William Thomson Kelvin, cuando planteó que “lo que no se mide, no se puede mejorar”.