Desde hace unos años el café se ha convertido en un ítem de elegancia en las mesas de los colombianos. Los tradicionales que nos llevaban a “tomarnos un tinto y ser amigos” ahora no se encuentran tan fácilmente en las tazas.

El café ha tomado una fuerza gourmet, ahora no solo hacemos parte de los mejores exportadores de café sino que también lo tomamos (una queja que tenían los baristas en los años 90 que aseguraban que todo buen café iba para afuera del país).

Por mi parte, me tomo más de tres tazas de café a diario, me encanta caliente y frío, pero nunca con licor, ya que este último le cambia el sabor y no me produce el mismo placer que el tinto solo.

Acerca de tintos, tengo que recordar a unos amigos uruguayos que llegaron a la casa y al ofrecerles un tinto pensaron que iban a recibir un vino tinto, por eso la importancia de ofrecer café negro (aunque no sé si con todos los malos entendidos qué hay ahora al decir negro sea bien visto), porque además para algunos al decir café siempre llevará leche.

Pero volviendo al consumo de café ahora sorprende ver en los supermercados cafés del Tolima, Huila, Boyacá, Santander que se suman a las tierras cafeteras clásicas como Quindío, Caldas y Risaralda. Y en este punto debo felicitar a los diseñadores gráficos porque es difícil escoger cuál empaque es más bonito que el otro o cual se ve más apetitoso, todos todos llaman la atención.

Lo mejor de todo es qué hay precio de buen café para todos los presupuestos y gustos.

Ahora el café hasta hace parte de una experiencia, si uno visita Mesa de los Santos en Santander o las fincas cafeteras en Quindío, te hacen un recorrido por los campos, trilladoras, y al final una cata, en la que te explican que deberías estar oliendo y saboreando, todo muy completo y recomendado, sobre todo para conocer a Colombia y como plan turístico familiar.

Sé que en la costa por el calor el café frío tiene más seguidores que otros, uno en frappe frente al mar, o un tinto con helado, se me agua la boca de imaginarlo.

También he visto en redes sociales suscripciones para recibir una libra de café mensual, y te garantizan recibir, para que puedas probar, todo tipo de cafés, pero no solo eso sino que traen las historias de los campesinos que lo cultivan, cuáles son sus sabores, olores, cual es la mejor forma de prepararlo, eso sí hablar de la cafetera italiana, la francesa, las eléctricas, y como cambia el sabor en cada una de ellas, da para otra columna.

Café para encontrarnos, para hablar con los amigos, para estar en familia, para deleitarnos. Es la excusa perfecta para compartir acompañados de un buen aroma.

El café está todos los días sobre las mesas de nuestro país, y qué decir como en el exterior el simple hecho de decir que uno es colombiano las personas nos relacionan de inmediato con el café, un fruto de la tierra que representa definitivamente a nuestro país.

Ahora sí puedo decir con orgullo que Colombia es una tierra de café.