Escribí en Facebook que el apabullante triunfo presidencial del joven Gabriel Boric fue congruente con el clima de inconformismo social que mostraron las protestas en el país austral y con el proceso en marcha de confección de una nueva Carta Política. En Colombia, dije también, las protestas recientes enviaron un anhelo de cambio que encarnan, desde posturas diferentes, la Coalición Centro Esperanza y el Pacto Histórico. Agregué que, sin embargo, Chile y Colombia son países distintos a pesar de compartir continente. Tienen recorridos políticos disímiles. De ejemplo puse que en 1970 subía al poder el presidente socialista Salvador Allende, mientras el conservador Misael Pastrana lo hacía en el marco del bipartidista Frente Nacional.
De inmediato, los seguidores de Gustavo Petro expresaron que el cambio lo representa únicamente el Pacto Histórico y que el uribismo no tiene ningún chance de continuidad. Y un petrista me dijo que entre el 1970 colombiano y chileno no veía mucha diferencia porque ese año acá ganó en realidad Gustavo Rojas Pinilla y allá Allende.
Desmenucemos un poco. Los petristas consideran que ellos son el símbolo indiscutible del cambio. Y una manera de descalificar el que personifica la Centro Esperanza es que sus precandidatos se han paseado por variados cargos públicos. Parece olvidárseles a los petristas que su querido caudillo ha sido personero y concejal de Zipaquirá, asesor de la Gobernación de Cundinamarca, agregado diplomático en Bélgica, representante a la Cámara, senador y alcalde de Bogotá. Como quien dice: ha sido y sigue siendo un privilegiado huésped de la institucionalidad pública. Ha vivido de la política. No es empresario ni ha ejercido otra profesión. Desde luego, no me parece reprochable.
Lo que hay que discutir, por tanto, son las ideas programáticas de la Centro Esperanza y el Pacto Histórico y establecer cuáles interpretan mejor el cambio responsable que requiere el país.
Sobre que no habrá continuidad del uribismo, diré que, en efecto, hoy sus posibilidades no son claras. Pero en política cualquier cosa puede suceder, sobre todo en la política nacional. Es mejor esperar. En 2022, Colombia decidirá en las urnas qué tipo de cambio quiere. O si prefiere continuidad.
¿No hay muchas diferencias entre lo que significaron Allende y Rojas Pinilla en 1970? Allende era un marxista convencido de que la transición pacífica al socialismo era posible por la vía electoral (algo que en ese momento rechazaba intransigentemente la izquierda armada para la cual él era una especie de renegado socialdemócrata tipo Kautsky). Rojas Pinilla, por su parte, lideró la oposición al Frente Nacional, pero antes fue un general que llegó al sillón presidencial con el apoyo de la oligarquía conservadora ospinista y liberal que detestaba a Laureano Gómez. Después toda la oligarquía lo tumbó cuando le vio ganas de prolongarse en el poder.
@HoracioBrieva