La Alianza Verde es un partido que lideran tres copresidentes: Antanas Mockus, Antonio Navarro Wolff y Carlos Ramón González.

Estos copresidentes han tomado, frente al proceso presidencial, posturas diferentes. Mockus y Navarro en una declaración reiteran “la necesidad y la voluntad de unir al centro y al centro-izquierda en la Coalición de la Esperanza”. Y González y un grupo de senadores y representantes verdes suscribieron un comunicado de unidad con Gustavo Petro y un bloque de líderes, senadores, representantes y partidos del Pacto Histórico.

Esto reafirma las fisuras de la Alianza Verde. Que no son una extrañeza. Las tensiones en este partido alternativo vienen desde hace rato. Hace meses la mayoría de su dirección nacional decidió estar en la Coalición de la Esperanza.

Los senadores y representantes a la cámara que se fueron para el Pacto Histórico no tienen la mayoría de los votos. En 2018, la Alianza Verde al senado obtuvo 1.317.000 votos y los senadores que se van representan el 7,6% (99.400 votos). Y en cámara ese partido logró 884.146 votos de los cuales el 22,5% (199.390 votos) corresponde a los representantes que se marchan. O sea que Petro se lleva un pedacito. Y Alejandro Gaviria tiene solo el apoyo de la representante Juanita María Goebertus. Aparentemente.

La razón que explica que Petro tenga líderes verdes en su causa es que cuando fue alcalde de Bogotá se planteó el ingreso de su movimiento Progresistas a la Alianza Verde, pero él se quedó finalmente por fuera y dejó algunas de sus fichas. Hizo lo que en política se conoce como entrismo. Es decir, infiltrar gente en otros partidos. En esta táctica fueron expertos los trotskistas.

La declaración de Mockus y Navarro es explícita: “En el actual escenario ya existe una alianza que representa el pensamiento de izquierda, ese es el Pacto Histórico. Poco nuevo aportaríamos sumándonos a ella”. Eso, como era previsible, alteró aún más el humor huracanado de los petristas. En mi Facebook, donde destaqué el anuncio de Mockus y Navarro como una excelente señal, los más malcriados dijeron que los dos copresidentes verdes son unos ancianos a quienes ya se les pasó su momento y una exaltada se burló imbécilmente del parkinson del exalcalde de Bogotá.

A mí volvieron a decirme que hago estas divulgaciones en las redes sociales porque odio a Petro. En absoluto. Están equivocados. Es solo que pertenezco a los millones de colombianos que estamos parqueados políticamente a prudente distancia de los extremos. Y uno de esos extremos es el petrismo.

Pese a eso, créanme, me satisface que le hayan dado personería jurídica a Colombia Humana. Ojalá se institucionalicen y no dependan de un caudillo. Incluso sería bueno para la democracia que Colombia Humana se consolidara como partido aunque Petro sea derrotado en 2022 y no vuelva a ser candidato presidencial, como lo ha dicho.

@HoracioBrieva