Los debates que están ocurriendo en torno a la propuesta legislativa para reformar nuestro sistema general de seguridad social en salud incluyen el papel que desempeñará el médico general en el nuevo modelo de atención planteado.
La implementación de la estrategia de atención primaria en salud con enfoque comunitario se sostiene en la idea de contar con médicos generales bien entrenados. Las cifras de la OCDE muestran que en el país tenemos aproximadamente 2,18 médicos por cada 1.000 habitantes, cifra por debajo del promedio de los países del grupo, que es de 3,5 médicos por cada 1.000 habitantes.
En Colombia, actualmente se gradúan alrededor de 6.000 médicos generales al año, lo que nos permite calcular que en un poco más de 9 años estaremos muy cerca del deseado promedio.
Para titularse como médico en la mayoría de los programas universitarios existentes en el país, se deben cursar doce semestres. Durante este período, la formación se enfoca en una sólida base disciplinar y en una proporción variable, dependiendo de cada proyecto educativo institucional, en los componentes humanísticos.
Un médico, además de ser un buen profesional, debe ser un buen ser humano y un buen ciudadano. Un profesional de la medicina debe ser capaz de relacionarse de manera empática, comprensiva y ética con sus colegas y sus pacientes. Estas competencias son claramente complementarias a las necesarias desde el punto de vista disciplinario para ejercer la medicina como profesión, y tienen como punto de partida el reconocimiento de la importancia de tratar al paciente como un individuo completo y único, con necesidades físicas, emocionales y sociales interconectadas.
Vivir como un ser humano ejerciendo la medicina implica reconocer y respetar la autonomía y dignidad de cada paciente, independientemente de su condición, origen étnico, género u orientación sexual. Ser un médico con un alto sentido humano exige adherirse sin vacilación a principios éticos sólidos, como la confidencialidad, la justicia y la honestidad.
Brindar a un médico en formación la oportunidad de desarrollar los aspectos humanísticos de la profesión requiere coherencia institucional expresada en un cuerpo docente multidisciplinario altamente calificado, escenarios de prácticas formativas comprometidas con la calidad y propuestas curriculares modernas que sean flexibles y aprovechen adecuadamente las nuevas tecnologías.
Sería catastrófico para el país que, justificado en la necesidad de aumentar el número de médicos generales, se promueva la apertura de programas que en su concepción no consideren, o se les haga imposible considerar, la dimensión humana de la formación médica. Está suficientemente claro que esta dimensión contribuye a un enfoque más completo y efectivo en la atención en salud y maximiza los resultados en términos del bienestar de las personas. De lejos, resultará mucho más estratégico para el sistema, apoyar los buenos programas existentes, brindándoles las condiciones que les permitan, con responsabilidad, aumentar su oferta de cupos.
@hmbaquero