Todavía algunos afirman que una de las preguntas sin respuesta más famosas de la música afroantillana es ese estribillo popular de Joe Quijano: “Hay una discusión en el barrio, de cómo se baila la pachanga”.

La verdad, contraria a una equivocada opinión pública, Quijano no genera la inquietud sino más bien la aclara de una buena vez en su pieza La pachanga se baila así. Y desde el mismo título. Es que la gente confundía el grupo musical con el ritmo y viceversa. “Creen que charanga es pachanga”. Quijano dice: “Una charanga es la orquesta que está de moda y una pachanga es el baile que se baila ahora”.

Más que el baile, el ritmo nacido en Cuba el mismo año de la Revolución cubana: 1959, cuando Eduardo Davidson compuso La pachanga, con arreglos del flautista Richard Egües.

Davidson se llamaba en verdad Claudio Cuza. Había nacido en Baracoa, Guantánamo, escribía libretos de radionovelas, componía y bailaba. Era una especie de seguidor de su coterráneo, Felix B. Caignet, autor de El derecho de nacer.

A finales de los 40, Davidson se mudó a La Habana. En 1957 se afianzó como compositor en la empresa discográfica Panart, donde escribía para el piano y hacía arreglos para orquesta. Dos años después grabó sus primeras pachangas con la orquesta La Sublime.

“La pachanga ha llegado para quedarse y volver locos a millares de personas que se han sentido atraídas por el ardiente ritmo”, escribía el crítico musical José Torres Cindrón en 1961. “Lo que comenzó como un baile de locos, hace menos de dos años, se ha extendido por todos los centros nocturnos de la ciudad para contagiar a los amantes de la música brava. Ya no se oye decir ‘vamos a rumbear’ o ‘a mambear se ha dicho’. Ahora todo el mundo sale de pachanga”. Otras de Davidson: Lola Catula y La viuda del muerto.

La pachanga llegó a Nueva York y a la costa este de los Estados Unidos a bordo de charangas como la Orquesta Aragón y José Fajardo y sus estrellas, superando –a principios de los 60– en popularidad al chachachá.

Mezcla de son montuno y merengue, “la pachanga es un chachachá más libre, más abierto, más proclive a pasos diversos y por ende más popular porque es más bailable”, explicó entonces Celia Cruz.

Desde comienzos de los 50, los músicos latinos en los Estados Unidos viajaban a Cuba en busca de canciones y arreglos originales. Joe Quijano era uno de ellos. En 1956 fundó en Nueva York el Conjunto Cachana, como le decían a su abuelo, Nicasio, y en 1959, el año en que Davidson compuso La pachanga, el año de la revolución, Quijano sacó Pachanga en changa. Un año después le daría al mundo La pachanga se baila así y se convertiría en el rey de la pachanga neoyorquina, hasta su muerte allí la semana pasada.

Davidson, por su parte, viajó desde La Habana a Nueva York en 1961, donde inventó otro ritmo llamado bimbí, mezcla de afro con samba, y continuó trabajando. Moriría ahí también, olvidado, en 1994, a sus 64 años.