Confianza e inteligencia colectiva son dos paradigmas que nuestro polarizado país reclama con urgencia manifiesta. Y como nos cuesta avanzar hacia ellos, que sean los que más saben los que nos ayuden a dar los pasos necesarios.

La Misión Internacional de Sabios, integrada por 47 expertos nacionales y extranjeros, lleva 7 meses trabajando por una Colombia más equitativa que pase de un modelo económico basado en rentas, especialmente de la explotación de recursos naturales, a uno en el que el capital humano y el conocimiento sean la base del crecimiento, del bienestar, progreso y desarrollo de las personas.

La labor de este ejército de ingenieros, economistas, físicos, biólogos, médicos, químicos, historiadores y artistas, graduados con honores en las mejores universidades de Colombia y del mundo, está basada en una máxima simple pero contundente, “nadie puede conocer todo por sí mismo". Por eso funcionan como uno solo en un documento final que verá la luz en diciembre.

Cada uno de los 8 focos; ciencias sociales, del espacio y de la salud, tecnologías convergentes, energía sostenible, industrias creativas, océanos y biotecnología; tiene listas sus propuestas para superar el atraso en ciencia, tecnología e innovación en Colombia y que se refleja en una precaria producción científica, escasas patentes y pobre desarrollo de nuevos productos y servicios.

Un dato: para que la relación entre ciencia y patentes se dispare, los artículos científicos en el país debieran haber sido 40.700 en 2018. Apenas fueron 12.900.

Los Sabios plantean una financiación pública robusta que jalone al sector privado en fase inicial. Pasar de 0.24% del PIB que hoy se destina a I+D, investigación y desarrollo, a 0.8% en 2023 y 1.20% en 2030. Proponen que el 25% de los recursos del Sistema General de Regalías financie ciencia, tecnología e innovación y educación de primera infancia y que se creen centros de investigación técnica y tecnológica por demanda y regionales que conecten a generadores de conocimiento con sectores productivos, entre otros temas transversales.

Hay que potenciar la formación de talento humano. Es clave que las empresas e industrias del país inviertan en innovación, valoren el conocimiento, se actualicen y se apoyen en el Estado para hacerlo. De lo contrario, no serán competitivas.

En esta tarea no han faltado diferencias. Una de ellas sobre la gobernanza del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, al que el Gobierno Nacional ya le garantizó independencia, sin jerarquía de coordinación o subordinación del Sistema Nacional de Competitividad tras críticas de los Sabios.

Hay que construir confianza. Esta es una oportunidad que como nación no podemos perder y requerimos de un gran acuerdo entre investigadores, industria, Estado y sociedad que nos comprometa a reducir pobreza y desigualdad, a poner en marcha un modelo productivo de desarrollo sostenible e inclusivo y a ser un país productor, consumidor y exportador de conocimiento e innovación. Vale la pena soñar.