Ya no hay numeritos, sino prepagos. ¿Son lo mismo? Luz Stella, B/quilla
La voz ‘numerito’ surgió hace muchos lustros en Barranquilla en época de Carnaval, cuando el disfraz de monocuco era ideal para que personas infieles no fueran reconocidas o para que mujeres, dispuestas a todo, hacia el final del baile partieran con una pareja casual, aunque también algunos se valían del monocuco para robar, colarse en las fiestas o cometer picardías o delitos graves. Como estas infracciones crecían, para reglamentar el uso de los disfraces las autoridades idearon el pago de una suma a cambio de una placa en la que figuraba un número (y de ahí ‘numerito’) que correspondía a una identidad registrada en una oficina de la Alcaldía. Ahora bien, las prepagos cobran en efectivo y por anticipado un servicio sexual, y las ‘numeritos’, que abundaban en décadas pasadas y eran aventureras y de una extracción social modesta, solo percibían algún regalo o acaso algo de dinero, siempre por largueza del ‘galán’ de turno, lo que viene a ser lo mismo; pero, además, a las ‘numeritos’, en ocasiones, a cambio de sexo solo les bastaba con treparse a un carro valioso o estar un rato en una discoteca.
En clases de fútbol, a mi hijo de diez años el instructor le dijo que “tiene madera”. ¿Tener madera? Ángela Bernal S., Bogotá
‘Tener madera’, que quiere decir tener talento o habilidad para algo, es una expresión de origen difuso por cuanto es coloquial, es decir, propia del habla corriente, que, como sabemos, es un organismo vivo que cambia cada día, gracias a lo cual cada día enriquece el lenguaje. Dentro de este dinamismo, hay voces que aparecen no por capricho, sino para responder a necesidades expresivas. ‘Tener madera’ quizá haya surgido para indicar de modo más claro que en cierta actividad alguien es “duro” como la madera, un soporte con peso y solidez. Si estas nuevas locuciones satisfacen esas necesidades expresivas, pronto se acogen y se convierten en coloquialismos, con peculiaridades regionales, lo que es válido, puesto que el idioma es invención y propiedad del pueblo que, por lo mismo, tiene derecho a transformarlo.
¿Por qué de alguien ignorante se dice que “no sabe ni jota”? ¿Es igual a “no dar pie con bola”? Chiche Mestre, B/quilla
Nuestra jota proviene de la iota griega, cuya representación mayúscula es una rayita vertical sin punto y la minúscula una rayita vertical más pequeña, también sin punto y algo curvada abajo. Como puede verse, su escritura es la más sencilla de cualquier letra de cualquier idioma. Para expresar que un sujeto era iletrado, en la Antigüedad griega se decía: “No sabe ni escribir la iota”, que se transformó en el “no sabe ni jota” de hoy. “No dar pie con bola” viene del fútbol, y es fallar en la acción de golpear la bola con el pie. Si al intentar hacerlo un jugador se va en blanco, se dice que ‘no da pie con bola’, es decir, que es torpe, un ‘tronco’. Hoy la frase se asocia con una persona poco inteligente.