Hace una semana arrancó en Glasgow (Escocia), la vigésima sexta Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP26), con el ánimo de fijar las pautas y metas, para un futuro del planeta menos nocivo de lo que se proyecta, bajo los escenarios actuales.
En ocasiones se suele pensar desde diversas perspectivas que puede ser exagerado lo planteado frente a las implicaciones del cambio climático. Sin embargo, son cada vez más palpables y evidentes las manifestaciones asociadas al mismo, situación que nos ha conllevado a hablar de crisis climática.
Un análisis realizado por un consorcio de científicos de todo el mundo que analizan información global sobre gases de efecto invernadero, en una nota emitida desde “The Conversation”, ha indicado que después de haber tenido en el 2020 una disminución de emisiones sin precedentes, hemos regresado a niveles muy cercanos a los del 2019, dado ese retorno masivo a las actividades económicas, lo que ha favorecido en gran medida una re-aceleración en el uso de combustibles fósiles.
Por países, China representó el 30.7% de las emisiones globales en 2020, mientras que EE. UU, la Unión Europea y la India, constituyeron respectivamente el 13.8%, 7.9% y 7.1%. Por su parte, Colombia aportó el 0.6% de esa totalidad. Pero claro, frente a este indicador debe considerarse la población de cada país y con ello las emisiones per cápita, situación que cambia la posición de los países con mayores niveles de emisiones, señalando que para el caso de Colombia, bajo esta mirada sigue siendo de aportes bastante bajos.
A pesar de esto, nuestro país ha demostrado compromiso frente al tema a través de diversas acciones. Desde finales de 2020 se fijó como meta llegar a un carbono neutral para el 2050, lo que implica una verdadera y eficiente gestión para que todas las emisiones de gases de efecto invernadero que se generan como producto de las acciones antrópicas, sean proporcionales a la captura de carbono.
Así mismo, nos hemos comprometido a llegar a cero deforestación al año 2030 y se ha venido avanzando en las contribuciones determinadas a nivel nacional con proyectos que apuntan a reducir las emisiones del país y adaptarse a los efectos del cambio climático. No obstante, el monitoreo sigue indicando que la principal fuente de emisiones es la deforestación.
En ese orden de ideas, el mayor aporte a la mitigación y a la salud de nuestro planeta, sin perder de vista su trascendencia en el balance hídrico del centro y sur del país, es la preservación de nuestra Amazonía, aunque existen algunos aspectos que inducen a la duda frente a la proyección al 2030 y que por el contrario, pueden seguir jugando en favor de la deforestación.
En primera instancia, los problemas latentes de falta de gobernabilidad, seguido a ello, la falta de oportunidades que ocasiona la expansión agrícola para cultivos ilícitos; ligado a lo anterior, el crecimiento pecuario apoyado por acuerdos para la exportación de carne bovina. Así mismo, la falta de apoyo a las autoridades ambientales en territorios sin dios y sin ley, más aún cuando unos meses atrás el Acuerdo de Escazú se hundió increíblemente en el Congreso. ¿Se alinearán los astros?
* Meteorólogo VIDEOCLIMET