Cientos de siglos atrás, cuando la antigua Grecia era la más grande representación de un mundo pequeño, la dimensión del todo era tan ancha como angosta. Entonces, Heródoto de Halicarnaso se dedicó a escribir las Historias que describen lo que fue el Imperio persa y todo lo que aconteciera en ese tiempo lejano que, a juicio del padre de la Historia —como fue llamado por Cicerón—, mereciera ser contado. En 2024, cuando la inteligencia artificial generativa (IA) es más que una tendencia global, la Unesco alerta sobre el riesgo de que esta «distorsione la historia del Holocausto y alimente el antisemitismo». Establecer principios éticos es solo el principio de la solución ante tamaño problema. 

Ahora resulta que en el XXI, el siglo de la información, las plataformas tecnológicas entrenadas con voluminosas cantidades de datos succionados de Internet son nuestros heródotos. ¿Qué implicaciones tiene esta realidad no del todo virtual? En colaboración con el Congreso Judío Mundial, un nuevo informe de la Unesco advierte que «la IA generativa no solo facilita que personas malintencionadas difundan desinformación y discursos de odio, sino que también puede crear involuntariamente contenidos falsos o engañosos sobre el Holocausto».

La más grande amenaza que subyace en la infinitud del ciberpanorama es la idea de que todo lo que debemos saber en la vida se encuentra ahí. Aunque las TIC son una herramienta portentosa que puede sumarnos conocimiento, de no haber supervisión ni moderación en su uso, es muy fácil caer en el empobrecimiento o empañamiento del saber. Hoy creemos tenerlo todo “a un clic”, mientras somos atrapados por las redes de lo que bien puede ser un mal. Y nos deshumanizamos, no por un constructo de algoritmos que tal vez opere en contra de algo o de alguien, sino por dar como un hecho cualquier dato que arroje la IA.

Seremos víctimas de nuestro propio invento cuando la inteligencia artificial sea la que guíe por completo nuestras perspectivas de cada cosa que acontezca… Cuando muera o ni siquiera nazca la empatía ante genocidios espeluznantes como el perpetrado por Hitler o por cualquier otro actor nefasto de la historia que absurda o paradójicamente lo emule.

Hoy, el 80 % de los jóvenes se educa y entretiene usando la IA, cuyos sistemas «heredan los prejuicios humanos» y, cuando carece de información suficiente, «se inventa la historia», como señala la Unesco. La humanidad tiene hoy un desafío mayor: aprender a usar bien la inteligencia artificial, antes de que sea esta la que nos use a nosotros para mal.

@catalinarojano