#UnLíderEnMiLugar Alonso Sánchez Baute cede con autorización del director general de esta casa editorial su espacio semanal a la lideresa Kairen Margarita Gutiérrez Tejedor

Soy negra, palenquera, administradora pública especializada en métodos de investigación social con magister en cooperación internacional. Cuento esto porque con frecuencia los negros somos vistos como ladrones, prostitutas, vendedores de drogas. La sociedad sigue equiparando piel negra y sospecha: sospecha del delito cuando aún el crimen no se ha cometido. Sospecha de mediocridad. Creen que nacimos para habitar en escenarios de inferioridad y no se nos mira como personas inteligentes, capaces o sujetas de derecho.

Supe que era negra cuando tenía cinco años y hacía el prescolar en el colegio San Luis Gonzaga. Nos habíamos venido a vivir a Cartagena -mi mamá, mi hermana y yo- porque a mi papá lo mataron. Recuerdo que otra niña preguntó con extrañeza por el color de mi piel. Apenas comenzaba a vivir y ya era blanco de sospechas.

Recuerdo también los gritos, las burlas, las risotadas. Negra carbonera, bola de brea, pelo rucho. Corrí a casa llorando. Mamá dijo: “Eres negra y eso no va a cambiar”. Desde ese momento mi vida fue distinta. Salí adelante gracias a la tenacidad de mamá, que trabajaba en la playa haciendo masajes y trenzas a los turistas y vendiendo frutas y alegrías con coco y anís en el centro histórico.

Es muy difícil salir adelante cuando tantos alrededor te dicen que no puedes. El negro, además de estudiar y trabajar, debe aprender otras formas de creer en sí mismo, de hacerse fuerte. “Si uno pelea por sus derechos -dijo James Baldwin-, es porque no es, aún, un ciudadano”. Desde los 15 años comencé a ayudar en la construcción de identidad de palenqueros y afrodescendientes en procesos de comunidades negras como PCN, la organización de mujeres afrodescendientes y del Caribe Graciela Chainez y la asociación de Jóvenes afrocolombianos Benkos Biohó.

El racismo no va solo sobre un “asunto de negros”. Se apoya en la conservación del odio y la discriminación a partir de la raza como sustentos de la política. En Cartagena tenemos problemas de desplazamiento forzado y explotación territorial por los mega proyectos turísticos. Como pasó en Chambacú, un barrio del que sacaron a todos los negros. O lo que hoy sucede con la gentrificación de Getsemaní. O en Barú. O en La Boquilla. O en Tierra Bomba, adonde quieren trasladar la base naval. Nos despojan del territorio donde habitamos desde que pisamos América, pero también de la cultura, de la identidad, de nuestras nostalgias, de nuestros muertos. Vivimos en propia casa como extranjeros.

En todos estos casos ha habido hostigamientos y amenazas.

Desde el año 2011 las organizaciones defensoras de los derechos de las comunidades negras nos articulamos alrededor de la plataforma Cabildo Gavilaneo y construimos la política pública para la comunidad, la cual inició un proceso de implementación que se frenó por la corrupción y el clientelismo y porque los espacios de la comunidad han sido usados como fortín burocrático por los politiqueros. Seguimos en la lucha porque “Resistir -escribió Cortázar- es la mejor forma de no aceptar la derrota”.