Desde la implementación de la Ley 143 de 1994, Colombia ha diseñado mecanismos normativos para garantizar una oferta energética eficiente y ha logrado expandir la capacidad de generación eléctrica. El esquema de expansión inicial a través del Cargo por Capacidad y posteriormente con el Cargo por Confiabilidad -que no es un pago anticipado ni un seguro- ha permitido incorporar más de 11.000 MW al sistema eléctrico, liberando recursos fiscales para inversiones por encima de los 15 billones de dólares.
Según un estudio de EConcept, mientras hasta el año 2022 se han pagado 37.5 billones de pesos al sector eléctrico a través del Cargo por Confiabilidad, los colombianos han ahorrado más de 41 billones de pesos al tener este esquema que pone un precio techo en la bolsa de energía y que ha evitado los costos de un racionamiento, demostrando así una relación costo-beneficio positiva para la sociedad, los usuarios y el sector eléctrico colombiano.
Ante las predicciones de las agencias internacionales sobre la intensificación del fenómeno de El Niño en el cuarto trimestre de 2023, el sector eléctrico se ha venido preparando, a la vez que se tienen los ajustes regulatorios de 2017 que remuneran los compromisos de energía firme en situaciones de escasez de manera apropiada.
El parque térmico está listo y cuenta con el abastecimiento de combustibles como el gas, carbón y combustibles líquidos, y ha incorporado el gas natural licuado (GNL) importado que se procesa en la planta de regasificación de Cartagena. Es importante destacar que la compra de estos combustibles para que los agentes térmicos operen a máxima capacidad en El Niño que se avecina tiene necesidades de caja de alrededor de 1.6 billones de pesos mensuales. Por fortuna, se tienen disponibles líneas de crédito y capital de trabajo para ello.
En cuanto al impacto de la sequía en las tarifas de energía eléctrica, las empresas comercializadoras de la región Caribe cuentan con contratos de energía que cubren entre el 81% y el 85% de sus necesidades, lo que moderaría los efectos alcistas en las tarifas. Esto significa que si la bolsa de energía sube 100 pesos en un mes, estos usuarios solo se verían impactados en menos del 2% en el total que pagan. Es decir, alguien que paga 80.000 pesos en su factura solo vería un incremento de 1.600 pesos. Ello no es despreciable, pero es manejable. Importante, también, incentivar a los usuarios a reducir el consumo y a ahorrar energía.
Fundamental seguir monitoreando variables energéticas y de mercado para gestionar el recurso hídrico y garantizar la confiabilidad del sistema eléctrico. El Ministerio de Minas y Energía debe liderar la coordinación de la cadena y la logística de abastecimiento de combustibles requeridos. Además, se debe concientizar a los usuarios sobre su rol en el mercado eléctrico y el papel de los diferentes agentes, en línea con la política de transición energética justa, gradual y segura. Entre todos podemos enfrentar este Niño.
*Director Ejecutivo de Andeg