Tremenda algarabía la que crearon la Cámara Colombo Americana (AmCham) y la Andi con la canciller y la ministra (e) de Comercio, Industria y Turismo, por la firma de una “carta de intención” entre las cancillerías de Colombia y China, para mirar la posibilidad de entrar a la “ruta de la seda”.
Esta guerra de egos y vanidades comenzó con aquella famosa reunión en Palacio de Nariño, a la que fueron dizque a “aunar esfuerzos” para encontrar alternativas de acercamiento con el gobierno de los Estados Unidos, para ver cómo ayudaban a los exportadores del país frente al arancel del 10% impuesto a Colombia. Al final del día, como lo advertimos muchos analistas, Colombia salió ganando, pues nuestros principales competidores del mundo en café, banano, flores y aceite de palma les impusieron un arancel mayor. Gracias a estos aranceles recíprocos de los EE. UU., las exportaciones colombianas se incrementaron en el primer cuatrimestre del año.
La polarización ahora es por el cuento chino de la “ruta de la seda”. La inexperiencia y falta de conocimientos de la canciller y la ministra encargada de la cartera de Comercio, Industria y Turismo, en protocolos diplomáticos y negociaciones de comercio exterior, y los ataques constantes de estos dirigentes gremiales, tienen confundidos a los empresarios del país. Para nadie es un secreto que los acuerdos comerciales bilaterales tienen que surtir un proceso de negociación tedioso para blindar los intereses en materia de comercio, inversión y propiedad intelectual entre las partes. Además, tiene que pasar por las Comisiones Segunda y Plenarias de Cámara y Senado, para tener fuerza de acuerdo internacional.
No hay que preocuparse por una reunión informal entre la canciller Laura Sarabia y el canciller chino, ocurrida en el marco de la reunión ministerial de la Celac y no como parte de una visita de Estado. Según las fuentes de los medios de comunicación, el famoso documento de las 400 páginas que presentó Colombia como parte del trámite de adhesión a esta iniciativa china fue cambiado por una simple carta de intención. No se les olvide que el presidente Gustavo Petro viajó a China, no como presidente de Colombia, sino como presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), para presidir la Cuarta Reunión Ministerial del Foro China-Celac. Como decía el filósofo de Buga. “Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”.
La adhesión de Colombia a la Ruta de la seda puede ser buena, mala o regular; todo depende de las negociaciones y la implementación que se haga. En lo que sí debiéramos preocuparnos, es en las propuestas de intercambio comercial que puedan suscribirse. No tiene sentido por ejemplo, que las jefas de las carteras de Agricultura y de Comercio, hayan ido a ofrecerles a los chinos contenedores de cebollas y limón, cuando ellos ocupan el segundo lugar en exportaciones en el mundo u ofrecerles aguacate y café, cuando ya tienen proveedores más competitivos como Perú, México y Vietnam. El banano habría que enviarlo deshidratado.
Con esta polarización e improvisación, no van a llegar a ninguna parte. Dejen el show que no hay tarima.
*Consultor en apalancamiento financiero agroindustrial.