Poco importan las razones por las cuales transmitieron en directo el consejo de ministros. Algunos dicen que pretendía ser un distractor de la tragedia humanitaria del Catatumbo. Otros sostienen que Petro pretendía contener una revuelta interna contra el nombramiento de Benedetti y, aunque menos masiva, contra Laura Sarabia como canciller. Cualquiera fuera el propósito, salió muy mal.
Benedetti quedó más atornillado que antes. Petro lo defendió varias veces y, mientras se desgranan las renuncias de ministros y funcionarios, el nuevo jefe de gabinete se mantiene impávido. Aunque sin defensa presidencial, Sarabia sigue también en su cargo. El impasse dejó claro que los dos son intocables. Saben tanto sobre los pecados de la campaña y los de su vida personal que seguirán hasta cuando ellos, no Petro, lo decidan.
El circo mostró una profunda fractura interna. Entre Petro y su vicepresidente la más honda. También la de los ministros de izquierda extrema con aquellos que hoy controlan a Petro. Y los de aquellos que no encuentran resultados en la gestión gubernamental, como la Ministra de Justicia. Petro mismo calificó lo ocurrido como un “ataque caníbal”.
Las diferencias no tienen arreglo porque responden a problemas estructurales de Petro y su gente. El insufrible espectáculo mostró que el gobierno no tiene norte ni brújula, que improvisa, que nadie se preocupa por pensar los problemas nacionales, por reflexionar estratégicamente, por buscar soluciones, por argumentar con base en hechos, datos, cifras. Es un caos de charlatanes, ignorantes y mediocres, lambones, pusilánimes.
Algunos aplaudieron que ese día se insinuaran renuncias y algunas se presentaran después. Creen que los ministros son fusibles y para eso están, que es indispensable renovar, que ahora sí se pondrá fin al petrosantismo. Olvidan que cada cambio ha sido para peor. Cada vez hay menos técnicos y más activistas y radicales. Y que la sombra de Santos seguirá a través de Roy y de Benedetti.
Y dejan de lado que el problema principal es el mismo Petro. Si bien todos sabíamos que es un deslenguado y sufre de verborrea, el follón dejó patente que no tiene liderazgo, que gobernar le queda muy grande, que es un fraude, que prefiere las disertaciones confusas, mentirosas, sin relación alguna con la gestión gubernamental que buscar soluciones, que es preso de su pasado y de quienes lo conocen. Cambien todos los ministros y Petro, el gran obstáculo, seguirá ahí.
Fnalmente, a confesión de parte, relevo de prueba. Francia Márquez reconoció “que en este Gobierno hay muchos casos de corrupción”. Y no solo son los que se le achacan a Benedetti, sino también los del primogénito, los de la UNGRD y un largo etcétera frente a los que antes ella misma ha callado. Y ella y la MInJusticia admitieron también que la situación de inseguridad y violencia es dramática y que la “paz total” fracasó. Como el resto del gobierno, agrego yo.
@RafaNietoLoaiza