En un par de pasadas columnas manifestaba acerca de la nula o casi nula inversión por parte del municipio de Puerto Colombia en lo que se refiere a infraestructura urbana sabiendo que sus ingresos por concepto de predial deben ser muy abultados por los recursos que aportan urbanizaciones como Caujaral, Villa Campestre, Ciudad del Mar, etc., y por clubes e instituciones educativas y de salud sobre el “corredor universitario”, que generan además un elevado impuesto de Industria y Comercio, comentando así mismo, la tremenda diferencia entre lo invertido por la gobernación del Atlántico en infraestructura turística y la paupérrima inversión por parte de la alcaldía de Puerto para equilibrar, así sea un poco, los bellísimos escenarios y facilidades turísticas de mar y playa con plata del Departamento, hoy con entornos que siguen deteriorados y a todas luces descuidados por parte del ente municipal. Situación que salta a la vista y genera además, incomodidades a porteños y visitantes.
Queda “como anillo al dedo” la alusión al dicho, “si por Puerto llueve por Soledad no escampa”, porque similar o peor a la del municipio playero es la de nuestra vecina Soledad, situación que perjudica enormemente a Barranquilla sitiada por dos poblaciones en las que los recursos propios son y han sido cuestionados con sobradas razones desde hace tiempo, pero en la que Soledad afecta más a nuestra ciudad. Allí sí el despiporre es total y lo será más ahora que el recaudo del predial ha caído dramáticamente, manifiestan muchos que generado por la desconfianza de los contribuyentes. Así que si antes, con plata, la inversión era casi nula, ahora será peor.
Recordemos lo sucedido con el mini tramo de la calle 30 único perteneciente al municipio de Soledad, de solo 210 metros entre el puente del Inem y el arroyo Don Juan, deteriorado y hasta casi intransitable por años porque su alcaldía no le invertía un peso hasta el punto que se convirtió en “fuente de ingresos” para algunos que con pala en mano hacían como si rellenaban la huecamenta.
Situación peor que la anterior se sufre en el tramo de la Circunvalación de 2,3 Km. que pertenece a Soledad desde Murillo hasta la calle 30, hoy en peor estado que un camino de herradura o pista de motocross, esperando como siempre, que sea otro el que le invierta aduciendo carencia de recursos, perjudicando a Barranquilla porque es hacia nuestra ciudad que llegan la mayoría de los miles de viajeros por el aeropuerto, o los que se desplazan desde y hacia Santa Marta.
Así que además del terrible esperpento de nuestro mini aeropuerto se suma la cuasi obligación de atravesar un tramo de soledad, por lo que Barranquilla está condenada a ofrecer una primera impresión deplorable. La pregunta es: ¿Tendrá remedio esa situación?