Las cosas como son, la canción +57 no es más que el resultado de lo más triste de la expresión del reguetón a cargo de los representantes colombianos más laureados de este género. Quienes pensaron que en un rejunte soltando su “flow” en un bacanal celebrado en un estudio musical, iban a multiplicar el ego sintiéndose los representantes de lo mejor de este género en el país.
¡Y no! La creatividad no sale de la improvisación desenfrenada. El “flow” no está en dejarlo fluir. Se necesita planeación, pensar en oportunidades e implicaciones. La oportunidad de tener a los mejores influenciadores del género reguetón en un estudio merecía “una pensada” más estratégica.
Sin salirse del estilo han podido crear una letra inspiradora que construyera, que apostara por volverse trascendental y convertirse en un himno colombiano del género. Pero no, el “flow” no les dio para más que una borrachera, perreo entre pepas, trago y vicio con una de “forteen”.
Un desatine como este, al que además tuvieron el atrevimiento de titularla con el código telefónico +57 sellando sus pretensiones de encumbrar la canción como distintivo de país.
No representa a Colombia. Menos aún a Medellín, capital del reguetón, quien tiene una lucha frontal para no ser reconocida internacionalmente como destino de turismo sexual con menores de edad.
Por fortuna, para contrarrestar este triste capítulo de la música colombiana, nace desde las mismas redes que amplifican +57, el fenómeno viral de “+ de 75″.
Una conmovedora canción escrita y cantada por un grupo de abuelitos quienes gracias a un video grabado improvisadamente junto a una van Volkswagen, más vieja que ellos, varada en mitad de la carretera. Se volvieron virales conmoviendo a miles de internautas.
El músico colombiano Santiago Cruz al igual que cualquier hijo o nieto no pudo evitar emocionarse. Al ver a estos abuelos con sus chalecos estampados con el nombre de su banda “Los Clásicos” interpretando una canción magistral, sincera y trascendental llamada “Yo no me olvido de ti”.
Los buscó, los asesoró, les grabó, los masterizó y con planeación pensando en las implicaciones, estratégicamente la rebautizó “+ de 75″. Un verdadero himno musical de la tercera edad que al escucharla te agua el ojo y te arruga el corazón.
Esta columna no pretende desmeritar el género reguetón, personalmente sigo creyendo y admirando a los artistas que hacen arte transformador desde cada una de sus orillas. Pero los invito a que se bajen de la nube de humo de los millones y entiendan que un músico construye cultura. Por eso tienen la gran responsabilidad de ser creativos, pero no distraídos.
@eortegadelrio