Esa es la inquietud que siempre ronda en mi cabeza. ¿Qué sucede cuando se te obliga a pagar por un servicio esencial, más de lo que tú puedes, y muchísimo peor si te cobran por el mismo, bastante más de lo que realmente debería valer? Porque lo único cierto es que los recursos económicos de una persona o núcleo familiar están limitados por sus ingresos, y con estos tienen que adquirir al menos, lo indispensable para sobrevivir, entre los que se encuentra la energía eléctrica porque imposible pretender que volvamos a la época de las cavernas. Se supone que los valores de todos los bienes básicos están dentro de un rango que debería permitir a toda la población de una región o país, su uso o consumo en mayor o menor medida, y que si estos son valorados por encima de esas posibilidades, se pone en riesgo a quienes no pueden adquirirlos. O se les obliga a infringir la ley, al adquirirlos de forma ilícita.
Lo anterior es lo que ha sucedido desde hace décadas y está sucediendo actualmente en la costa Caribe colombiana ante la indiferencia de los últimos gobiernos, con estocada en la presidencia de Duque cuando firmó con Air-e y Afinia los más lesivos contratos en la historia reciente contra la población costeña, y empeorada en este desgobierno por no nombrar los miembros requeridos de la CREG que pudieran regular las astronómicas tarifas que nos tienen sufriendo de manera cruel e injusta.
Como simple ejemplo vale la pena comparar las tarifas de energía locales con las de Miami. Tomemos las residenciales del estrato 4 que es considerado promedio porque ni reciben ni generan subsidio y pagan a $1.072 el Kw/hora. En Miami vale US$0,15 el Kw/hora = $631 colombianos, o sea que el estrato 4 paga aquí el 70% más que en Miami. Pero el salario allá es de US$15 la hora, que serían unos $5.865.000 mensuales con el cambio actual. Y los estratos 5 y 6, pagamos a $1.287 el Kw/hora, ¡Vale más del doble que el gringo! Es que hasta el estrato 3 con subsidio del 15% paga a $912 el Kw/hora, casi el 50% más que en Miami.
La pregunta obvia sería, si los costos de cualquier producto son la suma del valor de los insumos o materia prima, más el de la mano de obra, y en Colombia más del 70% de la energía es hidráulica, considerada como la fuente más económica, y los salarios en nuestro país son hasta cuatro veces más bajos que en USA, ¿Cómo es posible que aquí vendido por los generadores “en bolsa”, el pasado 19 de septiembre el Kw/hora costara $920,51 aun faltando su distribución y comercialización? Meterlos en cintura, y abolir la injusticia de obligar a quienes sí pagamos, cubrir el valor de las pérdidas, incluyendo el monto de aquellos que no pagan, será determinante para ir logrando un precio justo, indispensable para ser competitivos… ¡Y felices!