En Barranquilla, primero Alex, después Elsita y luego Alex nuevamente, han estado y están hoy erradicando lo que puede ser calificado como tugurio, propios estos de los países subdesarrollados o en vía de desarrollo. Recorrer La Playa, Las Flores y Siape, en el norte de la ciudad, así como recorrer el suroccidente y gran parte del suroriente, no se parece en nada a lo que era recorrerlo antes de las costosas inversiones que los están transformando en barrios de otro nivel. En múltiples oportunidades he invitado a mis lectores para que programen con sus familiares y amigos amplios recorridos por todos estos barrios para que puedan apreciar el positivo cambio que se ha generado en estos sectores de la ciudad. Les garantizo que quedarán gratamente impresionados y regresarán a sus casas con un concepto muy diferente de nuestra ciudad.

Con el maravilloso programa de Barrios a la Obra, la Alcaldía, por intermedio de su secretaría de Obras Públicas, ha pavimentado y sigue pavimentando cientos y cientos de calles y carreras con concreto de excelente calidad; en esas calzadas no hay un solo hueco, bordillos en concreto y buenos andenes. Con el anterior Foro Hídrico, hoy ADI, se han canalizado kilómetros de arroyos. Sectores bien iluminados, con mojones de nomenclatura en sus esquinas. Todos los servicios públicos, incluyendo el aseo, son similares a los del centro y norte de la ciudad.

Pero es grato conocer sus nuevos parques, sus nuevas o remodeladas escuelas, sus Pasos, sus Caminos, con los que se presta un servicio de salud cercano y de calidad a esos amplios vecindarios. Y lógicamente la ostensible mejora de las fachadas –y suponemos que por dentro también– de muchísimas casas, cuando sus propietarios sienten el tremendo cambio urbano que saca su sector de la categoría de tugurio para llevarlo a la de un verdadero barrio de ciudad.

Muchos de quienes viven en el norte ni siquiera se imaginan que en el suroccidente y suroriente de la ciudad hay sumadas, más ferreterías y droguerías, más salones de belleza y de eventos, más panaderías y supermercados, más microindustrias y misceláneas, que por estos lados, ya que para esos muchos el centro y el norte son la única Barranquilla que conocen; pero creyendo además que es la única que existe. Preparen un domingo su tour citadino siguiendo las arterias más importantes de esa amplísima zona y apreciando en cada bocacalle numerosísimas calles pavimentadas a lado y lado, así como a vecinos sentados en sus puertas o jugando partidas de dominó, y siempre la música como un referente innegable que nos recuerda que vivimos en pleno Caribe. Gente alegre pero sana se desplaza por toda esa zona popular y fácilmente se aprecia que somos un pueblo feliz por naturaleza.

Resulta determinante que las siguientes administraciones le den continuidad al programa Barrios a la Obra, así como a la remodelación de escuelas y parques, y mantengan esos centros médicos funcionando como clínicas privadas, garantizando el mantenimiento a todas esas obras, para que Barranquilla siga su espiral de progreso, no solo en el norte, sino en sus zonas más populares.