Mañana se llevará a cabo la consulta abierta liberal para escoger cuál será el candidato que representará al partido en las próximas elecciones presidenciales. Es interesante que sea una consulta abierta, en donde cualquier ciudadano o ciudadana puede votar, independientemente de sus filiaciones con el partido. Quizás la consulta no sea la mejor idea, puede fraccionar al partido o mostrarlo débil en las urnas, pero esto es lo que hay, y este fin de semana se decidirá cuál de los dos precandidatos, Cristo o De la Calle, será el representante del Partido Liberal.

Cristo es un político con una carrera importante dentro del partido, y que quizás tiene más maquinaria que carisma. Pero mi apoyo abierto a Humberto de la Calle poco tiene que ver con las virtudes o defectos de su contrincante. Se debe, en cambio, al complicado panorama electoral que tendremos el año que viene, lleno de peligrosos candidatos de ultraderecha: quien quiera que sea el ungido por Uribe (en estos momentos debe estar practicando frente al espejo cómo copiar las muecas y modulaciones de voz del expresidente) y Vargas Lleras, el rey de la maquinaria, quien de manera oportunista ha adoptado el discurso beligerante del Centro Democrático. Desde ya se rumora que entre estos dos bandos estará la decisión de la segunda vuelta, lo que sería una especie de pierde-pierde para los colombianos y las colombianas que apoyamos el proceso de paz. Precisamente por eso es que la presencia de De la Calle en la contienda es supremamente importante: por haber sido negociador es quien tiene la legitimidad y el interés de defender el proceso de paz, y tiene el potencial de hacer una alianza con la brillante precandidata Claudia López o con el tibio pero gustador Sergio Fajardo. La mayoría de nosotros intuye que solo una alianza de ese estilo puede hacerle contrapeso a nuestra derecha advenediza y retardataria.

El año que viene también habrá elecciones presidenciales en dos gigantes de la región: Brasil y México, y en ambos países hay amplias posibilidades de que partidos políticos que se han asociado con el movimiento anti-derechos lleguen al poder. Las tres elecciones bien pueden definir el tono de la política latinoamericana en los próximos años.

Incluso para quienes no tienen planeado votar por De la Calle en las elecciones presidenciales, su elección como candidato es importante para que el debate del próximo año sea más equilibrado. Es importante que el proceso de paz colombiano, no el de Santos, el de la gente de a pie, de las víctimas que alcanzaron a vislumbrar la esperanza de un país más justo, esté representado en nuestras opciones para presidente. Un país más junto también implica un compromiso ciudadano con la diversidad de ideas políticas. El voto del domingo puede servir para garantizar eso.

@Catalinapordios