Juegan con nuestras emociones, permiten que sus discursos sirvan para fomentar enemistades entre conciudadanos y generan confusión ante sus cambiantes posturas frente a temas transversales al futuro del país: la paz, la transparencia y la economía. Los precandidatos presidenciales utilizan para estos días todo tipo de temas que pasen por la agenda nacional de la forma que mejor sirva a sus intereses y no con la coherencia y seriedad que estos asuntos merecen, haciendo cualquier cosa por garantizar su temprano triunfo electoral. Mientras tanto, muchos colombianos van por las calles replicando mentiras sobre el Acuerdo de Paz, sobre los responsables de la corrupción y las causas de nuestra crisis económica, las mal llamadas verdades a medias que cada quien acoge conforme a lo que considera más fácil de digerir.

Podríamos escribir una enciclopedia sobre todos los asuntos que los precandidatos a la Presidencia deben abordar con prioridad para el país –drogas, derechos humanos, medio ambiente, relaciones internacionales, inversión extranjera directa, educación, etc.– pero está claro que hay un tema que sigue siendo primordial para la opinión pública y que muchos aprovechan para sacarle hasta la última gota de rédito político: el proceso de paz. Llevamos hablando los últimos años sobre todos los puntos del Acuerdo de Paz, luego sacamos un Acuerdo ajustado a las peticiones más fuertes de la oposición, y con cada acto legislativo y proyecto de ley que se debate para desarrollar estos puntos, los políticos sacan una nueva carta sobre lo que quieren para los años de posconflicto. En un Estado de corte presidencialista como lo es claramente el nuestro, que los precandidatos todos los días plantean una postura diferente y ambigua sobre el proceso de paz, genera una incertidumbre política que de ninguna forma es saludable para el país, menos aún en un intento de construcción de paz.

Ahora, no se sugiere de ninguna forma la supresión del debate sobre lo que vendrá para Colombia en materia de paz, ello sería un error grave que le restaría legitimidad al proceso. Sin embargo, se debe procurar que los candidatos dejen sus posturas claras frente a los diferentes puntos que se vendrán a desarrollar por el Acuerdo, de modo que los electores puedan tomar una decisión consciente y no viciada por el engaño. Hay posturas que generan especial confusión, como la del Centro Democrático que afirma que no es la intención de este partido hacer trizas el Acuerdo, sino “corregir” lo que esta colectividad considera los errores de este instrumento, no obstante, se escucha decir a muchos de sus políticos que lo primero que se debe hacer en el próximo gobierno es eliminar la Jurisdicción Especial para la Paz. La confusión surge porque suprimir la JEP no es corregir un error, es dejar al Acuerdo sin corazón.

@tatidangond