Y me gustó. Habiéndole entregado su alma al automóvil, la mayoría de las ciudades de Estados Unidos están en pañales en sus sistemas de transporte masivo, comparadas con sus contrapartes europeas o asiáticas. Sin embargo, algunas de ellas, al ver perdida la batalla de la movilidad, han comenzado a dar pasos en la única dirección correcta. Las Twin cities, ciudades gemelas de Minneapolis - Saint Paul en Minnesota, son un buen ejemplo y una grata sorpresa para quienes vamos por el mundo pensando en Barranquilla. La organización del Metro tiene allí hasta ahora solo cuatro líneas.

De ellas hay dos, la Verde y la Azul, que son de Light Train, cuya traducción usual es tren ligero, aunque sería más preciso decir tren liviano. Se mueve con energía eléctrica, suministrada por cables aéreos. O sea del mismo tipo que el propuesto en Barranquilla para la segunda fase del transporte masivo, que iría del Cortissoz a Barranquillita, por la calle 30. Una tercera línea, la Roja, es de BRT, buses rápidos como una troncal de Transmetro; y la cuarta es un carril exclusivo que, en Bogotá y otras ciudades de América Latina, llamamos Solobús, tal como el alimentador de Transmetro recientemente propuesto por la administración distrital para la calle 72.

Bien interesante nos resulta que la estación final de la línea Roja, la semejante a Transmetro, es la misma estación inicial de la línea Azul, una de las dos de tren ligero. De estas varias estaciones coinciden y permiten intercambios. El carril Solobús también tiene estaciones de intercambio a mitad de los recorridos de ambas líneas de tren ligero. Y, más llamativo aún, la línea Azul del tren ligero pasa muy cerca del aeropuerto. Para salir de este se toma un Tram Shuttle, trencito pequeño y rápido que va y viene, en dos minutos, como una lanzadera hasta un intercambiador con la línea Azul.

La llegada del Tram se anuncia con precisión de segundos. Y, una vez en la línea Azul, uno se puede transbordar a todas las otras componentes del sistema en las diferentes estaciones de intercambio. En otras palabras, el sistema es lo suficientemente pequeño como para entenderlo casi de un golpe de vista en un mapa, y, al tiempo, es lo suficientemente flexible en su diseño y sofisticado en su administración como para experimentar los beneficios de un Sistema Intermodal Integrado de Transporte Masivo. Una visita oficial arrojaría luces sobre otros ángulos del proyecto.

Un elemento que, con pesar, no podremos copiar por ahora, es que no hay nadie que reciba los tiquetes, pero todo el mundo los compra, y no hay obstáculos físicos para subirse, pero nadie se cuela. “Un colombiano no tiene nada que envidiarle a un japonés, pero diez colombianos sí tienen mucho que aprender de diez japoneses”, cuentan que decía Yuji Morioka, jefe de la célebre Misión Japonesa en Barranquilla.

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