Gracias al Acuerdo de Paz, después de varios años de espera, los colombianos tendremos la oportunidad de recibir en nuestro país la bendición del santo padre y su mensaje de paz y de reconciliación. El papa Francisco siempre estuvo pendiente de las negociaciones de paz y fueron muchas sus plegarias para que pudiéramos llevarlas a buen puerto. En varias oportunidades pidió, en nombre de las miles de víctimas inocentes, que no fuéramos a renunciar a este esfuerzo por encontrar la reconciliación. Y nos advirtió que como sociedad no teníamos derecho a fracasar en este camino que emprendimos hace varios años.

En febrero de 2016 anunció que visitaría nuestro país cuando la paz fuera una realidad. Hoy podemos decir con inmensa satisfacción que esta condición se cumplió. Las Farc desaparecieron como grupo armado para hacer su tránsito a la legalidad. En su visita a Colombia, el santo padre encontrará un país que supera un período de su historia que dejó millones de víctimas y dolor, para comenzar a construir una nueva historia en la que todos pueden perseguir sus sueños sin el miedo de que sean truncados por el conflicto con las Farc.

Por eso, la visita del papa Francisco servirá para afianzar la esperanza que comparten los millones de colombianos que en los últimos años han podido salir de la pobreza para comenzar a construir un proyecto de vida. Esos mismos que ahora tienen la tranquilidad de contar con un techo propio y de ver que sus hijos encuentran en el colegio una educación que les abre la puerta a una vida con muchas más oportunidades de las que ellos tuvieron.

Su presencia en Colombia llega en el momento más oportuno posible, terminado el conflicto armado con las Farc, es el momento de avanzar en la construcción de una paz verdadera. La visita papal es un llamado para que juntos, unidos, los colombianos sigamos avanzando por la senda del progreso que merecemos recorrer como nación. Su mensaje de paz y amor debe servir para que alcancemos el propósito común de construir un país sin violencia, reconciliado, en el que todos tengan las oportunidades y herramientas para alcanzar sus sueños.

Su visita, por supuesto, también nos ayudará a sanar las heridas, a remover los muros que aún nos separan y a construir puentes que nos ayuden a reconciliarnos como nación, después de tantos años de conflicto armado. Su consejo alimentará la semilla de paz para que de ella crezca un árbol robusto, que cobije con su sombra a todos los colombianos y a las generaciones venideras.

Invito a todos a que aprovechemos esta visita histórica para que reflexionemos sobre la oportunidad que tenemos como sociedad: la de comenzar a construir una nueva historia basada en el respeto por la vida.

Los invito a que abramos nuestros corazones y acojamos el mensaje de paz, perdón y amor que nos trae el papa Francisco para hacer realidad la Colombia que tanto soñamos y merecemos, para nosotros y para nuestros hijos. Unámonos para recibir con alegría al papa y mostrémosle al mundo la grandeza de nuestra nación.