Hay un cambio extremo en Junior. En sus resultados, en su estilo de juego, en la actitud de la hinchada, en los comentarios de la prensa y en todo el ambiente rojiblanco de la ciudad, las cosas variaron. El semestre pasado, cuando el equipo no daba pie con bola y se ubicaba en el sótano de la tabla, algunos conocidos (de esos que leen, ven y escuchan todo lo que tenga que ver con el Tiburón) me lanzaban esa típica frase que surge cuando las cosas andan mal con el club amado: “¡Ajá! ¿Y tu Junior qué?”. Ahora, que todo marcha sobre ruedas, el interrogante es más o menos así: “Ajá, viejo Rafa, ¿no hay boleticas por ahí? ¡Con ese Junior sí vamos a salir campeones!”.
Ese es el fútbol. Todo es tan relativo y se modifica en un abrir y cerrar de ojos, lo que hoy es verdad, mañana es mentira. Una derrota genera villanos, una victoria crea héroes. Los triunfos causan amnesia para lo malo y las derrotas hacen olvidar lo bueno.
Sebastián Viera, por ejemplo, dejó de ser “rosquero”, como lo llamaban con incomprobable e irresponsable ‘certeza’, para volver a ser “un arquerazo” después de seis partidos entre los que atajó dos penales y solo recibió un gol.
Pero los cambios en Junior son más que visiones triunfalistas y alegronas. Son palpables, notables. Sobre todo de local. Por lo menos hasta ahora. La verdad es que Viera deportivamente ha elevado muchísimo su nivel. Germán Gutiérrez se desprendió de los brazos de Morfeo y bajó el volumen a los gritos que pedían la inclusión de un nuevo lateral izquierdo. Jonathan Ávila ya se parece más al que luchaba con todo en Alianza, Leonardo Pico no viene entregando una pelota mal y Sebastián Hernández, increíblemente, está en ‘modo garra’.
Tengo que reconocer que a Hernández no lo veía con el peso y carácter para triunfar en Junior, pero su versión actual, afortunadamente, deja mal parada mi opinión.
Un grupo de amigos que se encontraba en el exterior el día que Junior jugó con Equidad, pusieron el grito en el cielo y escupieron fuego cuando Comesaña eligió a Escalante en la titular. “¡Pelo ‘e burra está loco!”, es lo único publicable de todo lo que dijeron. Ya bajaron el tono y piensan que Escalante “puede aportar porque es un pelao con calidad”. Las vueltas que da el fútbol.
Después de aclarar que no soy taquillero ni dueño de Junior y que en mi casa no imprimen boletas, también le digo a mis conocidos, que me hablan orgullosos y con razón del show de Yimmi y Teo, que hay que guardar mesura y equilibrio, que el equipo va por buen camino y que jugando así como ante América la meta (que no es más que títulos) no se ve lejana, pero de inmediato canto esa canción de Luis Fonsi y Daddy Yankee que casi no suena en ningún lado: “Pasito a pasito, suave suavecito”.