La reciente decisión de Fitch Ratings de revisar la calificación de perspectiva de riesgo de Colombia de estable a negativa es una consecuencia más para la economía del país de la disminución en los precios del petróleo. Como en general las economías de los países latinoamericanos se caracterizan por tener una baja industrialización y depender altamente de las materias primas, la fuerte disminución en los últimos dos años en el precio de estas ha afectado la calificación de la deuda en varios de los países de la región.

Lo que representa este cambio en la perspectiva crediticia por parte de Fitch Rating, similar al de Standard & Poor’s en febrero pasado, es un llamado de atención sobre el riesgo que corre el perfil crediticio del país y una advertencia sobre la necesidad de mejorar los déficits fiscales y externos, como condición para mantener el grado de inversión y seguir accediendo a financiamiento en condiciones favorables. Si Colombia llegara a perder el grado de inversión, la consecuencia directa es que se haría más difícil para el país acceder a fuentes de financiación externas, o por lo menos estas serán más costosas.

Para enfrentar el choque petrolero las autoridades económicas en el país han respondido con una disminución en el gasto, especialmente de inversión, y han dejado fluctuar la tasa de cambio libremente, lo que ha generado una depreciación de la moneda superior al 70% en menos de 2 años, medidas que han afectado a muchas empresas, sectores y hogares que demandan bienes o recursos externos. Sin embargo, el sacrificio no ha sido suficiente, en parte porque las exportaciones siguen sin responder ante la tasa de cambio más favorable, manteniendo en niveles altos el déficit de cuenta corriente.

Ante este panorama, el mensaje que envían las calificadoras de riesgo con sus ajustes en la perspectiva de crédito es que, para que el país no pierda el grado de inversión, se debe aprobar rápidamente una reforma tributaria que genere en el corto plazo los recursos necesarios para mantener el déficit fiscal dentro del marco fiscal de mediano plazo. Esperemos que el afán por lograr pasar rápidamente en el Congreso una reforma tributaria que incremente los ingresos de la nación en el corto plazo, no nos lleve a aprobar una reforma distinta a la estructural y progresiva que requiere la economía colombiana para impulsar su crecimiento de largo plazo.

*Profesor del IEEC, Uninorte. Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad ni de EL HERALDO.