¿Se ha preguntado alguna vez cuánto tiempo debería dormir durante una siesta para lograr obtener los máximos beneficios que esta puede ofrecerle? Un reciente estudio llevado a cabo por la NASA ha proporcionado una respuesta precisa al respecto.
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Tomar una siesta tras realizar cierto tipo de actividades durante el día es una práctica muy común en muchos países, especialmente en aquellos donde las jornadas laborales pueden llegar a ser largas y agotadoras.
Sin embargo, ¿cuál es la duración adecuada para maximizar los beneficios de este descanso diurno? La NASA se propuso responder a esta pregunta en un estudio destinado a explorar el papel de las siestas en el mantenimiento de la alerta y el rendimiento de los pilotos durante las misiones de vuelo.
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Para llevar a cabo este estudio, 21 miembros de una tripulación de vuelo participaron en un experimento que dividió a los participantes en dos grupos: uno que recibió descansos planificados de 40 minutos durante la jornada laboral y otro que continuó con sus actividades normales sin descanso alguno.
Los resultados fueron claros y convincentes: las siestas cortas tuvieron un impacto significativo en la mejora del estado de alerta y el rendimiento de los pilotos, especialmente en vuelos de larga distancia.
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Los participantes del grupo de descanso experimentaron un 93% de efectividad al quedarse dormidos durante sus siestas, con tiempos de sueño que oscilaron entre 5.6 y 25.8 minutos.
Estos hallazgos llevaron a la conclusión de que las siestas cortas, también conocidas como siestas energéticas, deben limitarse a un máximo de 26 minutos para obtener los mejores resultados en el rendimiento laboral y la alerta, y para minimizar los efectos de la inercia del sueño.
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Además de los beneficios específicos para el rendimiento laboral, la Fundación del Sueño destaca una serie de beneficios adicionales asociados con el tomar una siesta, que incluyen mejoras en la memoria y la creatividad, una reducción en el tiempo de reacción, mejoras en la salud cardiovascular, un aumento en la concentración y la regulación de la presión sanguínea.
Por lo tanto, si se siente fatigado o desmotivado durante el día, considere agregar una siesta de 26 minutos a su rutina diaria. Esta práctica, respaldada por la ciencia y recomendada por la NASA, podría ser la clave para mejorar tu rendimiento diario y tu bienestar general.