Tiene razón el alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, cuando asegura que el Foro de Desarrollo Local de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) será un evento sin precedentes en nuestra historia reciente. Su enorme potencial para atraer inversiones, transferir conocimientos, consolidar alianzas estratégicas, fortalecer el turismo y, en definitiva, posicionar aún más a la ciudad como referente mundial se sustenta en la presencia de cientos de asistentes de más de 40 países que conectarán con actores de la sociedad civil, comunidades locales, emprendedores, pequeñas y medianas empresas, para fomentar el aprendizaje e intercambiar experiencias en busca de las mejores prácticas.
No cabe duda de que el encuentro, a realizarse del 8 al 11 de julio en el Centro de Eventos Puerta de Oro, situará a la Arenosa en el epicentro de una conversación al más alto nivel que, con inspiración global, sentará las bases para impulsar la transformación de la ciudad. Esa es la ambiciosa apuesta del Distrito, que con el respaldo del sector privado, la academia y, principalmente, de liderazgos ciudadanos, ha trabajado durante los últimos nueve meses, desde la escogencia de Barranquilla como la sede de la cita de la Ocde, en su organización.
Efectivamente, debe ser motivo de orgullo para refrendar nuestra identidad barranquillera el hecho de que por primera vez este evento de talla internacional se celebre en una capital situada fuera del continente europeo. Hitos como su innegable transformación urbana, el compromiso con el desarrollo sostenible a través de políticas de restauración ecológica, el cierre de brechas educativas, su exitoso modelo de gobernanza y de articulación público-privada, las iniciativas de diversificación económica e inclusión social y su trayectoria como sede de encuentros globales fueron la mejor carta de presentación ante los delegados de este selecto club de naciones, 38 en total, que representan más del 68 % del PIB del planeta.
Hacerle frente a los complejos retos de un mundo cada vez más competitivo y en constante transformación demanda redefinir casi de forma permanente las hojas de ruta establecidas. Dicho de otra manera, es indispensable que los gobiernos locales se replanteen sus políticas públicas para que estas sean capaces de abordar los retos sociales, económicos, climáticos, de igualdad de género, inclusión social e innovación digital que afronta una sociedad que aspira a ser más fuerte, justa, limpia, transparente y, algo esencial, conectada globalmente.
El Foro de Desarrollo Local de la Ocde es un fascinante ejercicio de doble vía, de intercambio de información, habilidades y experiencias, para que el conocimiento fluya y genere valor. Por un lado, les permitirá a los expertos del organismo multilateral, a los responsables políticos y a profesionales de sus países miembros compartir sus datos, análisis y métodos más efectivos. Y, por el otro, sus contrapartes locales no solo podrán incorporar esos activos fundamentales a su quehacer propio, también podrán enriquecer un diálogo que establezca vínculos para fomentar crecimiento económico, generación de empleo e inclusión laboral.
Todo eso será posible en plenarias, discusiones y debates enfocados en asuntos de impacto directo para la ciudad. Sostenibilidad ambiental, cohesión e inclusión social, innovación tecnológica e inteligencia artificial, desarrollo económico territorial y cooperación entre lo público y privado, temas que potenciarán un universo de redes y oportunidades para la gente, hacen parte de la intensa agenda que no se limitará únicamente a los salones de Puerta de Oro.
Dejar de recorrer con los representantes de la Ocde sitios emblemáticos que confirman la restauración de los ecosistemas de Barranquilla sería tirar a la basura una ocasión única. El Gran Malecón, Puerto Mocho o el Ecoparque Mallorquín hablan por sí solos sobre la transformación de una ciudad que, ahora que volvió a mirar al río, al mar y a la ciénaga, ya no puede dar marcha atrás en su ruta de transición verde que también es desarrollo social.
El encuentro de la Ocde es realmente un momento excepcional para mostrarnos al mundo. Es mucho lo que Barranquilla ha avanzado en los últimos tres lustros, pero aun sus retos en inclusión laboral, reducción de informalidad o desigualdad social son considerables. Nunca antes habíamos tenido una oportunidad de diplomacia urbana como esta para encontrar soluciones o respuestas concretas a nuestras urgencias. Que cada reunión o diálogo, que se escenifique en el foro de la semana que inicia, sea un espacio de progreso que se traduzca en proyectos inspiradores para crear más empleos y de mejor calidad, poniendo en valor la brújula de desarrollo sostenible e innovación social que ya nos ha situado en el mapa global.