Barranquilla y su área metropolitana han crecido en muchos aspectos urbanísticos y de infraestructura, lo que también ha hecho crecer esta conurbación del Distrito con los cuatro municipios que la integran en número de habitantes, pues ese crecimiento económico y social ha atraído nuevos residentes provenientes de otras ciudades que han escogido a la capital del Atlántico o su periferia como su nuevo domicilio, además de que se siguen instalando nuevas empresas.

Partiendo de esa base también ha crecido la demanda de usuarios del transporte y de las vías, por lo que es una tarea inaplazable fortalecer, modernizar y ampliar la capacidad del transporte público colectivo, en busca de mejorar el servicio y garantizar desplazamientos más rápidos, cómodos y seguros.

Por eso es una buena noticia que finalmente el sistema inteligente de recaudo, conocido como Sibus, haya despegado con la integración de las 23 empresas transportadoras que operan en el área metropolitana de Barranquilla, lo que permite que ya se puedan monitorear los 2.655 buses que conforman la flota de estas compañías y que recorren 4.025 kilómetros diariamente en las 87 rutas habilitadas no solo en el Distrito, sino con una cobertura extendida en Soledad, Malambo, Galapa y Puerto Colombia.

Comenzó a hacer parte del pasado la imagen del reloj en cualquier calle de la ciudad con el controlador de tiempo que les recibía la tarjeta para timbrar y marcar su recorrido. Ahora desde el centro de control y a través de múltiples dispositivos los operarios pueden monitorear cada vehículo y así cada empresa tiene la posibilidad de consultar en cualquier horario cuántos buses están rodando, con qué frecuencia están haciendo los despachos desde las nevadas y cuántos pasajeros llevan movilizados en la jornada.

Era hora de que el transporte público colectivo de la ciudad entrara de lleno en esta fase de modernización, pues claramente eso derivará en un mejoramiento total del servicio. La razón es que, al implementar el sistema de recaudo inteligente Sibus, de cada pasaje cobrado se destinarán 50 pesos por el llamado factor de calidad que irán a una fiducia. Con estos recursos el plan es modernizar el parque automotor, que es imperativo y demanda millonarias inversiones, si se tiene en cuenta que hoy un bus de última tecnología puede costar una cifra cercana a los 600 millones de pesos.

De acuerdo con lo que ha previsto la AMB –Área Metropolitana de Barranquilla–, esos 50 pesos por pasaje cobrado podrían significar anualmente 11.800 millones de pesos, a partir de que con el Sibus se ha podido establecer que el TPC (transporte público colectivo) mueve 650.000 pasajeros al día.

Igualmente el control de pasajeros busca generar más recursos para el Fondo de Estabilización Tarifaria, que recibe 200 pesos por pasajero destinados al sistema de transporte masivo Transmetro.

El director de la AMB ha comparado la operación del Sibus con una “carambola a tres bandas”. Y tiene razón. El desarrollo tecnológico permite tener cifras claras y control de lo que mueve y pasa con la flota de buses, por lo que es absolutamente factible que tener unificado todo en un solo sistema facilite la modernización del TPC, de Transmetro y se mejore, para bien de los usuarios, la calidad y seguridad del servicio.

Además de verificar pasajes, número de usuarios y todo lo demás, el Sibus activará alarmas cuando una ruta se desvíe, no pase por un determinado trayecto, el bus vaya con las puertas abiertas o supere la velocidad permitida.

Todas estas características hacen pensar que por fin los usuarios podrán acceder y disfrutar de un mejor servicio. En tanto el recaudo inteligente opera 100 % y los recursos comienzan a destinarse pasará un tiempo, pero ya hay empresas interesadas en el modelo que está proponiéndoles AMB y la Alcaldía de Barranquilla de un fondo de inversión que financie la modernización de la flota de buses.

Ojalá esto se pueda anticipar y las autoridades, empresas y usuarios podamos aportar para que finalmente la ciudad tenga un servicio a la altura de sus ambiciones de crecimiento y desarrollo. Estamos en mora de ello. Hace falta ese salto de calidad.