La oportunidad de aprender o desarrollarse en cualquier actividad o disciplina de las distintas ramas artísticas es una posibilidad cierta y al alcance de la mano de toda persona sin distingo de edad en Barranquilla. Eso lo permite el amplio sistema distrital de cultura que lleva años de construcción y trabajo por parte de los actores del sector que fueron labrando el camino y abriendo los espacios para que la administración pública entendiera el rol protagónico que las artes y la cultura tienen en el desarrollo social de las comunidades.
Pese a los años de trabajo, los tropiezos y obstáculos que han tenido que superarse para que en la ciudad se entienda y planifique la dimensión cultural, todavía hay mucho por hacer y muchos retos por superar, pero lo que no cabe duda es que la capital del Atlántico es por excelencia un territorio lleno de talentos, creatividad, innovación y riqueza étnica y folclórica, al punto que le mereció ser la Capital Americana de la Cultura en 2013, un reconocimiento que en su momento se concedió a este territorio cuando celebró sus 200 años de haber sido erigido en villa y que la organización Bureau Internacional de Capitales Culturales entregó considerando “la voluntad decidida de la ciudad de hacer de la cultura un elemento estratégico de cohesión social, dinamización ciudadana, desarrollo económico y proyección internacional”.
Desde la década de los 90 el programa Casas Distritales de Cultura, que inicialmente se denominaba Casas Comunales de Cultura, ha generado importantes espacios de formación y sensibilización artística que han beneficiado a miles de personas en los distintos rangos de edad, adaptándose a la realidad que ha marcado su trayectoria, incluida la época de la pandemia, cuando implementó talleres virtuales para mantener su actividad.
Este programa del Distrito ofrece actualmente 22 talleres de 7 modalidades artísticas en las que unos 32 mil beneficiarios concertan los horarios de participación en los 139 puntos de intervención habilitados. El plan de la Alcaldía es llegar a 150 puntos de Casas Distritales de Cultura, espacios que se han convertido en un instrumento para construir tejido social y generar procesos de transformación en comunidades así como de conservación, transmisión y fomento de las prácticas culturales de cada una de las cinco localidades.
Este programa tiene desde hace 28 años un destacado complemento de alto impacto: la Escuela Distrital de Arte y Tradiciones Populares –EDA–, constituida como una institución de formación técnica en educación para el trabajo y el desarrollo humano con énfasis en disciplinas artísticas, y que desde hace un par de años dio un salto de calidad al contar con una sede propia: la Fábrica de Cultura ubicada en Barrio Abajo. Antes los estudiantes de la EDA recibían sus clases en 6 sedes de colegios del Distrito y solo podían hacerlo en la jornada nocturna.
La EDA ofrece hoy 11 programas técnicos para la formación artística, con más de 2 mil estudiantes.
Todo este plan de formación va orientado al desarrollo de las industrias creativas, parte importante de la vida económica de la ciudad por cuenta del Carnaval de Barranquilla, que innegablemente es la gran vitrina y principal elemento que representa a la ciudad en el mundo; sin embargo, la música, las artes escénicas y plásticas, la moda, la producción literaria y audiovisual, entre otras, han producido enormes figuras que han hecho que la capital del Atlántico sea reconocida por el abundante talento que brota en cada localidad y que ahora cuenta con estas posibilidades de desarrollo y capacitación.
El desarrollo cultural de la ciudad tiene todavía muchas asignaturas pendientes en cuanto a escenarios. Es cierto. Pero programas como la EDA y las Casas Distritales de Cultura así como el Portafolio de Estímulos han contribuido a generar oportunidades para niños, jóvenes y aún para adultos, con un enorme impacto social y económico.