El departamento del Atlántico está conformado, además del Distrito de Barranquilla, por 23 municipios y 37 corregimientos, y durante la mayor parte de su historia administrativa se acostumbraron a vivir sin agua o solo por algunas horas del día. Algo normalizado para las zonas rurales del país y por supuesto para la región Caribe.

Poder acceder al agua es un derecho fundamental que infortunadamente muchos colombianos todavía demandan, y eso que estamos en la segunda década del siglo XXI. En las zonas urbanas como las de Barranquilla hace muchos años la falta de líquido quedó chuleado y saldado como problema superado; sin embargo, todavía en algunos municipios esa necesidad básica está en proceso de ser completamente satisfecha.

Los pasos para llevar agua a todo el departamento se vinieron dando lentamente con el inicio del milenio, y en el último cuatrienio el programa ‘Agua para la gente’ aceleró los planes y las inversiones requeridas para cumplir el propósito de que los habitantes de los 37 corregimientos y cabeceras municipales del Atlántico puedan abrir la llave cada vez que lo necesiten y que el agua corra por los sistemas de acueducto y llegue las 24 horas de los siete días de la semana a cada una de sus casas.

Poder usar con tranquilidad el agua que sale de la llave para consumo en los hogares para calmar la sed y para preparar los alimentos es hoy un derecho reivindicado en el Atlántico. Al menos en 25 corregimientos que ya disponen del servicio de forma permanente.

En los otros 12 pendientes avanza la ejecución de las obras para que al finalizar diciembre de este año la cobertura de agua en el departamento sea del 100 por ciento en las cabeceras municipales y en el caso de Sabanalarga, 100 % en sus corregimientos.

Son 51.966 atlanticenses los beneficiados en los 37 corregimientos y que soñaban con el día en que pudieran tener el servicio de agua potable, como de manera jocosa lo relató a EL HERALDO una de las residentes en Gallego, corregimiento de Sabanalarga, para ya no tener que quedar con la piel reseca y el cabello como muñeca sacada de arroyo. Así describe los efectos de bañarse con el agua que sacaban de los pozos y jagüeyes.

En total la Gobernación del Atlántico ha invertido en el cuatrienio bajo el mando de Elsa Noguera 400 mil millones de pesos destinados para instalar 302.781 metros lineales de tuberías para conducir y distribuir agua.

También se ha aumentado en 24.433 metros cúbicos la capacidad de almacenamiento y se han puesto en funcionamiento 11 estaciones de bombeo y rebombeo con lo que el transporte del líquido se ha incrementado en 1.890 litros por segundo.

Habilitados los sistemas de tratamiento, almacenamiento y transporte de agua ahora les corresponde a los habitantes hacer los trámites necesarios para conectarse a las tuberías y comenzar a pagar por un servicio que les garantice no solo cobertura, sino calidad.

Seguro que lo harán con gusto, porque un ciudadano que tiene satisfechas sus necesidades básicas es un ciudadano comprometido con el desarrollo de su territorio.

Alcanzar la meta de cobertura no ha sido tarea fácil, pues en muchos casos las condiciones de los terrenos y predios dificultaron la labor de llevar las tuberías, además de que también se ha tenido que sortear y enfrentar a aquellos que de manera irregular se roban el agua a través de conexiones fraudulentas en grandes fincas para sus cultivos y para su beneficio sin pagar lo que les corresponde.

Seguramente el plan ‘Agua para la gente’, con ese nombre o con el que determine el siguiente responsable de administrar los destinos del departamento, todavía tendrá que continuar en marcha con varias tareas pendientes para que todos los habitantes del Atlántico, sin ninguna excepción, puedan disfrutar plenamente del derecho del acceso al agua potable con calidad y oportunidad, como lo debe ser para cada ciudadano en cualquier rincón en el que se encuentre.