Atlántico es, después de Antioquia, la segunda región con mayor preponderancia de la variante delta en el país. En tercer lugar aparece Bolívar. A pesar de que la pandemia evoluciona de manera favorable con tendencia a la baja en transmisión y positividad a nivel nacional, no deja de preocupar que el Ministerio de Salud advierta que delta se convertirá, al cabo de una o dos semanas, en el linaje dominante en estos tres departamentos. Su presencia se vincula, en lo inmediato, al no descenso de pacientes hospitalizados y a un aumento creciente de la ocupación de camas UCI, que en el Atlántico es de 2,74 por cada 100 mil habitantes. Más adelante, se prevé que delta produzca un rebrote de contagios –inicialmente– en estas tres regiones. La evidencia científica vuelve a demostrar que nadie puede aún bajar la guardia sanitaria.

Cabe esperar que esta alerta de relevancia epidemiológica, teniendo en cuenta la elevada capacidad de propagación de delta, se reciba con extrema prudencia por los ciudadanos, en especial por quienes inician desplazamientos con motivo de la semana de receso escolar. Que no se olvide que la variante no conoce de vacaciones ni distingue entre viajeros. Mantener las recomendaciones mínimas de autocuidado o las medidas de salud pública –uso de tapaboca, distanciamiento social, evitar sitios concurridos y preferir los espacios al aire libre o con buena ventilación– es lo que corresponde para no dar pasos en falso en esta lucha de largo aliento contra el virus. Ignorar que la covid sigue presente entre nosotros no se compadece con la batalla que los profesionales sanitarios, sobre todo las incansables vacunadoras, libran a diario en centros asistenciales o en los puntos de inmunización, algunos de ellos situados en escenarios bastante hostiles e inseguros. Su labor salva vidas a diario. Merecen absoluto reconocimiento.

Proteger al mayor número de personas, de aquí a fin de año, continúa siendo la meta a la que le apuesta el Gobierno en su campaña de inmunización. Es fundamental que la vacunación tome ahora velocidad. La búsqueda activa de los mayores de 50 años, más propensos a correr riesgos ante el virus, así como el ofrecimiento de estímulos a los jóvenes para que accedan a inmunizarse, deben concentrar la atención de las autoridades de salud. Si unos y otros no se vacunan es posible que durante noviembre y diciembre delta finalmente los encuentre. Por el contrario, si se logra administrar dosis a la mayor cantidad de población –ahora que la oferta de biológicos es tan amplia–, la posibilidad de un cuarto pico, incluso en los departamentos con presencia del linaje, como Atlántico, se reducirá notablemente.

Extender la vacunación a un mayor ritmo y número posible de ciudadanos, en la recta final del año, no será realizable si las entidades prestadoras de salud no agilizan el proceso. En este sentido, las orientaciones del ministerio son claras: ante la reticencia de los aún no vacunados, EPS e IPS deben llegar a ellos, “hasta el último territorio”. Corre prisa para hacerlo. El 15 de noviembre es la fecha prevista para que el país alcance la inmunidad de grupo, el 70 % del total de su población inmunizada con al menos una dosis. Hoy el avance es de 53,36 % en primeras dosis, mientras que en esquemas completos es de 34,8 %. Queda trabajo por hacer.

Bajo estas condiciones, la estrategia de vacunación nocturna en puntos itinerantes que comenzó en Barranquilla y Galapa – con Janssen, biológico de una dosis– al igual que la ‘vacunatón’ en unidades móviles que recorren municipios del Atlántico, además de la exigencia de carné a los asistentes a discotecas y billares, son acciones correctas en esta tarea urgente y colectiva que todos debemos asumir como propia. Si las metas de vacunación masiva se logran, la reactivación económica tendrá un nuevo impulso con la ampliación de aforos hasta llegar al 100 %. Además, la vacunación de los niños de 3 a 11 años, que alista el ministerio, ilusiona. Frente a la percepción errónea de quienes creen que la batalla está ganada, conviene insistir en que no existen fórmulas mágicas. De la cobertura de inmunización dependerá cómo será la temporada de Navidad y Fin de Año o las ferias y fiestas de los próximos meses, si con normalidad o restricciones. Por tanto, tenemos una oportunidad de oro para empezar a cerrar esta crisis sin precedentes, basta actuar con responsabilidad.

Proteger al mayor número de personas, de aquí a fin de año, continúa siendo la meta a la que le apuesta el Gobierno en su campaña de inmunización. Es fundamental que la vacunación tome ahora velocidad. La búsqueda activa de los mayores de 50 años, más propensos a correr riesgos ante el virus, así como el ofrecimiento de estímulos a los jóvenes para que accedan a inmunizarse, deben concentrar la atención de las autoridades de salud.