La llegada de la draga Bartolomeu Dias abre un nuevo tiempo de prudente optimismo frente al futuro del Puerto de Barranquilla donde hoy no existen óptimas condiciones operativas en su canal navegable en relación con la profundidad, ancho y radios de curvatura para garantizar un adecuado funcionamiento. No es novedad que así sea: 2020 fue un año crítico en el que no se cumplieron las expectativas del millonario contrato por más de $22 mil millones con el consorcio Shanghai-Ingecon, cuya draga no alcanzó el calado de 10,2 metros para el canal de acceso.
Una y otra vez EL HERALDO ha registrado, en los últimos años y meses, los reiterativos problemas operativos y de calado del puerto local, otrora orgullo de la ciudad que le hizo merecedora del reconocimiento como Distrito Especial, Industrial y Portuario con el Acto Legislativo 1 de 1993, en la presidencia de César Gaviria. Las noticias salen publicadas, los gobiernos nacionales de turno se comprometen y hacen anuncios, pero luego de adoptar soluciones temporales el asunto se relega.
Así ha sido la historia inconclusa, sin final feliz, del canal de acceso al Puerto. Las cifras anuales del ingreso de buques vienen en picada. Mientras entre 2015 y 2019 entraban en promedio entre 1.380 y 1.200 buques por año, en 2020 la cifra apenas llegó a 1.029. Duro golpe para Barranquilla y la Región.
Según el Comité Integremial del Atlántico, solo entre noviembre de 2020 y enero de este año, por cuenta de los bajos calados y la elevada sedimentación, debieron aligerarse 180 mil toneladas de carga a buques que se vieron en aprietos para ingresar y dejar sus mercancías transportadas, lo que “sube los fletes, obliga a incrementar los precios de los productos” y redunda al final en un tema de competitividad. Un círculo vicioso de enorme impacto que trasciende el sector portuario.
Está claro que el vaivén permanente al que está sometido el Puerto de Barranquilla no es un problema exclusivo de las 10 terminales portuarias que hay en la zona, sino de ciudad porque se afecta a toda la cadena productiva de los sectores relacionados y la competitividad de esta capital, cuyos últimos gobiernos han hecho esfuerzos notables para atraer inversión y nuevos negocios a este territorio para impulsar desarrollo económico y social.
Con ansias se espera que la Bartolomeu Dias, tras comenzar a trabajar, produzca resultados que permitan alcanzar y superar la meta mínima de calado de 10,2 metros que facilite el ingreso de las naves. Todas las esperanzas están puestas en que con esta nueva máquina y contrato mejoren las condiciones del canal navegable, especialmente en sus 4 puntos críticos.
Pero la máxima expectativa está en que finalmente el 2021 sea el año de las buenas noticias para el puerto barranquillero, y sobre todo de realidades que comiencen a trazar un futuro más promisorio, gracias al compromiso del Ministerio de Transporte, en cabeza de la barranquillera Ángela María Orozco, y Cormagdalena, que con el apoyo del BID anuncian la apertura del proceso licitatorio para la APP del Río Magdalena al concluir este primer trimestre del año.
Es la hora de que el Gobierno nacional cumpla con esta deuda pendiente con Barranquilla para reivindicar su condición de Distrito Especial, Industrial y Portuario. La inversión, el empleo y la productividad agradecerán con resultados que el vaivén termine y se alcance un final feliz para la historia de esta ciudad puerto.