En estos tiempos encontrar menores de edad trabajando es una ilegalidad y un abuso. Se trata del aprovechamiento de su estado de indefensión; de un atentado contra los derechos más elementales de niños y jóvenes, y el quebrantamiento de las leyes que los protegen, en particular las del Código de Infancia y Adolescencia.

Las cifras reveladas por el Viceministerio de Relaciones Laborales e Inspección del Trabajo sobre Barranquilla y Soledad indican que hay 9.000 niños en un estado que debe ser repudiado por la sociedad sensata. Están en lo que se denomina condición de trabajo infantil y actividades riesgosas. Y aunque en esta capital se ha logrado proteger a 500 menores de edad, el histórico demuestra que no es tan fácil erradicar esta inhumana práctica laboral.

En un reciente e inusual recorrido por el mercado, en cabeza del viceministro Carlos Alberto Baena, con el apoyo del director regional del ICBF, Benjamín Collante, y funcionarios de la Gobernación, la Alcaldía, la dirección territorial del Ministerio de Trabajo y la Policía de Infancia y Adolescencia se detectó cuán vulnerables están los niños en nuestras propias narices. La visita tuvo como objetivo dialogar con los comerciantes y la comunidad para sensibilizarlos frente a esta situación.

Se hizo en el marco de la política nacional de erradicación del trabajo infantil mediante acciones que pretenden, y ojalá con eficacia y rigor, acabar con esta común forma de violencia contra la niñez. Esta práctica contrasta con la obligatoriedad de la educación entre los cinco y 15 años.

En Colombia, a partir de los 15 años se puede trabajar, con permiso otorgado por el Ministerio del Trabajo o una autoridad local. Y quienes no han llegado a esa edad pueden desempeñarse en trabajos artísticos, deportivos o culturales con la debida autorización. A ellos se les debe pagar al menos el salario mínimo, de acuerdo con la ley.

Pero, aunque se esté vigilante, en el país 640 mil menores de edad trabajan, la mayoría de ellos sin los permisos correspondientes y bajo la explotación de salarios por debajo de la legalidad y en condiciones muy precarias.

En el recorrido del mercado fueron detectados cinco casos de niños en actividades laborales, para las cuales solo deben desempeñarse adultos. Aunque la visita fue sorpresa se presume que hubo tiempo para que algunos comerciantes lograran ocultar a los jóvenes trabajadores y así no fueran detectados por las autoridades.

Por lo pronto la intensa campaña del gobierno es de buen recibo. Esperamos con optimismo que logre erradicar por completo la inhumana y vergonzosa práctica del trabajo infantil.