Más allá de las pasiones que despierta el deporte, el probable y anhelado ascenso del Unión Magdalena a la primera categoría del fútbol profesional colombiano es un asunto que trasciende los goles y las jugadas.
El retorno del Ciclón Bananero a la ‘A’ sería la reivindicación de un equipo con Santa Marta, con su departamento y con toda la Región Caribe. Incluso los hinchas del Junior, su histórico y natural rival, anhelan esos clásicos costeños con tribunas a reventar, miles de ‘fans’ dándoles vivas a sus jugadores y una red de fervorosos reporteros haciendo cábalas y numeritos sobre el quién, el cómo y el porqué de cada partido.
La derrota del Cúcuta de ayer deja congelado el punto final de esa especie de purgatorio deportivo en el que ha estado el Unión desde hace 13 años, cuando descendió a la ‘B’ después de dar tantas alegrías a su afición y a toda la Costa. Como el campeonato que logró hace 50 años, aniversario que se cumple exactamente el próximo 15 de diciembre.
Han pasado, pues, 13 años sin el fútbol que merece la ‘Bahía más linda de América’, en donde la producción de ‘cracks’ es silvestre. Aquí está en juego algo más que una categoría. Hablamos del regreso de las emociones que producía la presencia de la escuadra samaria, que siempre ha aportado creatividad, talento y alegría, justo esos elementos que tanto necesita la sociedad colombiana para avanzar por la senda del desarrollo y la modernización.
A partir del descenso del Unión se han tejido toda suerte de consejas y especulaciones en materia económica, pero esta no es la fecha para buscar ni hallar culpables. Como se sabe, ahora la ficha del equipo está por siete años en comodato con un grupo de empresarios conocedores de fútbol y propietarios del América de Cali, lo cual, en principio, debería contribuir a la sostenibilidad y mejora del equipo.
El hecho es que el Unión juega hoy en casa, ante el Quindío, un partido decisivo en su carrera para retornar a la primera división. Si gana, tendrá que esperar hasta el próximo fin de semana para conocer los resultados del otro grupo en la liga de ascenso y ver si ya se asegura el paso a la ‘A’ o si necesita aún superar a un último rival para lograr ese objetivo.
Desde EL HERALDO le deseamos la mejor de las suertes a este Ciclón tan querido por todos los costeños. Santa Marta se merece un equipo con todas las de la ley y más se lo merecen esos apóstoles de la fanaticada samaria que han seguido apoyando a sus jugadores sin importar en cuál letra del abecedario de buenas o regulares categorías se encuentre. Así que ¡ánimo, Ciclón!, a ganar hoy, que ya queremos verlos en Primera.