La caída de una parte del techo del salón Pedro Biava, en la sede de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, solo puede verse como un nuevo golpe a la cultura en la ciudad. La estructura colapsó ayer a las 3:30 de la madrugada luego de que cedieran las vigas de madera y la base de concreto que sostenían la cubierta. A esa hora, por fortuna, no había nadie en el recinto, por lo que la situación no pasó a mayores.

Pero si bien no hubo heridos, la que se encuentra lesionada de muerte es la cultura barranquillera, que cada vez cuenta con menos escenarios en los cuales expresarse. A la situación del teatro Amira De la Rosa, cerrado desde junio de 2016, se suma ahora el estado crítico de la tradicional edificación de Bellas Artes, ubicada en el corazón del barrio El Prado, que amenaza con caerse a pedazos y se ha vuelto un peligro para la comunidad universitaria.

Una de las propuestas a la crisis que se deriva del mal estado de la edificación es la demolición del inmueble, pero su condición de patrimonio lo impide. Los estudiantes, por intermedio de sus voceros, exigieron ayer a las autoridades tomar medidas inmediatas ante esta situación y cuestionaron si era más importante preservar el patrimonio que la vida de profesores y alumnos.

Cabe recordar que en junio del año pasado la caída de un muro ocasionó daños severos en cuatro salones del programa de música. En esa ocasión tampoco hubo víctimas que lamentar.

A partir de ese momento se realizaron varios estudios para garantizar que la edificación podía ser utilizada sin riesgo, que determinaron que era necesaria la intervención de dos de sus bloques, el Pedro Biava y Galería, debido a que factores como la humedad y el comején habían afectado las vigas que sirven de soporte de las estructuras.

Tras el desplome de ayer, el rector de la Universidad del Atlántico, Carlos Prasca, afirmó que implementar estrategias de intervención a partir de la estructura existente es “echar dinero en un saco roto”, y anunció la reubicación de 150 estudiantes que recibían sus clases en ese salón.

“La estrategia es recuperar los edificios, pero no se puede seguir invirtiendo en adecuaciones porque por el tiempo de construcción han perdido su capacidad estructural”, dijo Prasca.

Una de las alternativas, de acuerdo con el rector, es imitar procesos como el de la Intendencia Fluvial, que conserva su fachada, pero la mayor parte de la edificación es nueva.

Bellas Artes necesita una solución definitiva. Sus estudiantes no pueden seguir exponiendo la vida en salones que amenazan con caerles encima. Es lo menos que puede hacerse por estos jóvenes y por la cultura de Barranquilla.