El pasado fin de semana concluyó en Santa Marta la XVIII edición de los Juegos Bolivarianos, y a pesar de los inconvenientes previos, la capital del Magdalena logró llevarse una buena nota. Incluso, el presidente Santos, en la ceremonia de clausura, no dudó en calificarlos como “los mejores de la historia”.
La construcción de los escenarios fue el principal desafío de estas justas. El poco avance de las obras, a falta de escasos meses para el inicio del certamen, hacía prever que Santa Marta no iba cumplir su compromiso. Pero todo estuvo listo a tiempo y los deportistas reconocieron la calidad de los estadios.
Sin embargo, ese modelo de carrera contra reloj no debe ser el ejemplo a seguir, ya que el riesgo de fracasar fue latente hasta último momento. A falta de un año los principales escenarios estaban apenas en proyecto y otros en obra negra.
Como consecuencia de esta situación, los entornos no alcanzaron a ser terminados y dejaron una mala imagen entre las delegaciones en competencia y los aficionados. Nada de extrañar en un país donde la falta de planificación y ejecución lleva a que los mandatarios de turno inauguren los eventos mientras los obreros continúan haciendo retoques.
Pero fueron más las luces que las sombras. La prensa y los directivos de los países participantes destacaron el apoyo de la ciudadanía a un evento que debe significar el punto de partida de Santa Marta en diferentes frentes. Los estadios llenos fueron muesta del compromiso de los samarios con los Juegos.
Los excelentes resultados de la delegación nacional tampoco pueden pasarse por alto a la hora del balance. Colombia no solo ganó las justas sino que impuso récord en medallas de oro en la historia de los Juegos Bolivarianos. El registro anterior estaba en poder de Venezuela, que obtuvo 200 preseas doradas en los Bolivarianos de Sucre 2009. En Santa Marta, Colombia superó a los ‘patriotas’ y terminó con 213 oros.
Santa Marta respondió al reto de organizar un evento de esta magnitud y dejó un listón alto para el futuro. El turno ahora es para Barranquilla, que se ha propuesto realizar los mejores Juegos Centroamericanos y del Caribe de la historia, el próximo año.
A diferencia de lo ocurrido en Santa Marta, el cronograma de las obras en la capital atlanticense marcha sin contratiempos, y la meta es tener listos los escenarios por lo menos dos meses antes de la inauguración para que los deportistas colombianos puedan practicar en ellos. El espejo de los Bolivarianos debe servir para repetir los aciertos, pero también para no cometer los mismos errores.