Que Colombia, tal como dijo el presidente Santos, es la nación “que más sangre ha puesto” en la lucha contra las drogas, es una verdad inobjetable. El jefe de Estado en persona, desde la Base Naval de Bahía Málaga, lideró la defensa del Gobierno contra la amenaza de Estados Unidos de descertificar al país por el aumento de los cultivos ilícitos y la producción de cocaína.

La certificación, como se sabe, es un poderoso instrumento aprobado por el Congreso de los Estados Unidos, que le otorga poder al presidente de la primera potencia mundial para sancionar a los países que no cooperen en la lucha antinarcóticos. No recibirla significa más que un castigo moral: puede ocasionar la pérdida de ayuda financiera, negación de visas y, en extremado caso, hasta el bloqueo comercial.

Llama la atención que esta noticia se produzca cuando las relaciones entre ambos países parecían pasar por su mejor momento. Sin embargo, las palabras del presidente Donald Trump dan cuenta de una fractura con su mayor aliado en la región: Colombia. El mandatario estadounidense dejó abierta la puerta de la descertificación, al calificarla como una “opción” si no existe un progreso “significativo” en la erradicación de cultivos ilícitos, y precisó que no lo había hecho por los estrechos vínculos en materia de seguridad y cooperación con la Policía y las Fuerzas Militares colombianas. En ningún momento se refirió al Gobierno ni le dio crédito al presidente o a alguno de sus altos funcionarios.

Según la información que manejan los Estados Unidos, los cultivos de coca han pasado de 80.000 hectáreas en 2013 a 188.000 en 2016, lo que para las agencias norteamericanas deriva en un “récord” en la producción del alcaloide.

El Gobierno Nacional, en un rápido comunicado, resaltó los esfuerzos del país y dijo que “nadie tiene que amenazarnos para enfrentar este desafío”, para luego destacar los resultados “contundentes” en los últimos siete años, que incluyen el decomiso de 1.621 toneladas de cocaína.

Es, quizá, la respuesta más enérgica de Gobierno colombiano alguno contra un pronunciamiento venido del norte en materia de lucha contra las drogas. Pero no terminó ahí: el presidente Santos hizo énfasis en que por cada 44 toneladas de coca incautadas en el país, solo una cae en la frontera sur de Estados Unidos.

Y es que el aumento de los narcocultivos es una realidad que no se puede desconocer, pero tal como lo ha planteado Colombia, el debate también se debe centrar en el consumo.