Finalmente, luego de una batalla jurídica sin precedentes en la historia reciente de Colombia por un animal, el oso ‘Chucho’ se quedó en el Zoológico de Barranquilla y desde la semana pasada se encuentra en su nuevo hábitat, que compartirá con una hembra de su especie que había perdido su pareja.

El caso de ‘Chucho’ desató una polémica nacional en la que se enfrentaron ambientalistas en favor y en contra del traslado del oso de anteojos desde la reserva natural de Río Blanco, en Manizales, hasta
el Zoológico de Barranquilla.

Tras estudiar los argumentos del abogado Luis Domingo Gómez, especialista en derecho constitucional, la Corte Suprema de Justicia, en una decisión histórica, protegió los derechos del animal con un habeas corpus que lo ratificó como un ser sintiente y no como una cosa.

El fallo planteaba el regreso de ‘Chucho’, de 23 años, a la reserva donde había pasado más de la mitad de su vida. Sin embargo, lo que fue celebrado como un triunfo de los defensores de animales, no lo fue para la Fundación Zoológico de Barranquilla, que de inmediato se puso en la tarea de explicar por qué había sido vulnerado su derecho al debido proceso al determinar el regreso del oso con un habeas corpus inédito.

La batalla jurídica tuvo el viernes un nuevo capítulo (¿el último?) con el reversazo de la Corte al habeas corpus inicial, ante una tutela interpuesta por la Fundación. La Sala de Casación Laboral decidió tumbar el fallo del magistrado Luis Armando Toloso Villabona con el argumento de que los derechos de los animales no podían defenderse con este mecanismo.

Por tal motivo, a menos de que la decisión sea impugnada, el oso ‘Chucho’ continuará en su nuevo hábitat, a pesar de los cuestionamientos sobre las afectaciones que podría generarle el cambio de clima y las diferencias de altura entre Barranquilla y la capital caldense.

Para los defensores del traslado de ‘Chucho’ a Barranquilla, las condiciones en las que vivía en Manizales no eran adecuadas a pesar de hallarse en una reserva natural. Según ellos, permanecía la mayor parte del tiempo en una jaula y sus niveles de estrés eran elevados como resultado del encierro.

Sin embargo, no fueron los argumentos de los animalistas de uno y otro bando los que tuvo en cuenta la Corte, que en sus dos fallos centró el debate en el tema neurálgico de si los animales pueden ser sujetos de derechos como los humanos.

Por ahora, el caso está cerrado, pero existe la posibilidad de una eventual revisión por parte de la Corte Constitucional.